domingo, 1 de noviembre de 2009

DEMOCRACIA Y MUNDO CIEGO

-RAÚL CONTRERAS OMAÑA-

El día de ayer, tras participar por tercera ocasión como Catedrático con el equipo de la Escuela de Cuadros del ICADEP-PRI Hidalgo con el tema “Debate”, recibí como obsequio de manos del Ingeniero Juan Antonio Larios, buen amigo y presidente del Instituto antes mencionado, el libro titulado “Mundo Ciego”, escrito por el periodista y politólogo Sarkis Mikel Jeitani.

Mentiría si dijese que en unas cuantas horas he podido leerlo por completo, pero si puedo comentar lo siguiente, encontrado en sus páginas iniciales, y que me ha provocado inquietantes reflexiones.

Una de las primeras frases que atrajo mi atención se encuentra apenas en la introducción de la obra, en palabras directas del propio Jeitani: “La democracia generaliza derechos y abre espacios, pero fue incapaz de generar mayor derecho de igualdad”.

Esta no es una afirmación cualquiera. Es una visión cruda y realista, un resumen de impacto frontal en apenas dos líneas, de lo que quienes buscamos conocer un poco más a profundidad las realidades de la Democracia, más allá de su teoría y su historia, realmente pensamos.

Y es que aunque la democracia se ha levantado hasta ahora como la mejor forma de gobierno en el mundo occidental, aún se encuentra lejos de ser perfecta. A pesar de que el ideal democrático –o, en todo caso, democratizador— promete una organización del Estado por el pueblo y para el pueblo, en la práctica el proceso de selección de quienes con el tiempo se convertirán en los representantes del pueblo aún permanece oculto tras un grueso cortinaje para el resto de la sociedad.

Dice también Jeitani: "En el nombre de la democracia los partidos y los líderes políticos han creado dificultades enormes de igualdad, exclusiones crecientes causando desconcierto y provocando insatisfacciones populares con este sistema que se percibe cada vez más limitado e incapaz de incidir en el entendido de la vida política y social".

¿Qué tan real y participativa es nuestra democracia? ¿Cuál es la verdadera validez de cosa tal como la Democracia Indirecta a principios del siglo XXI? ¿Es posible que millones y millones de seres humanos en todo el planeta realmente estemos viviendo –sin percatarnos— dentro de un Mundo Ciego, provocado por la espesa nube de tinta y humo que los poderes políticos y fácticos van dejando tras de sí?

Es momento de que la democracia evolucione, suba al siguiente escalón de su proceso histórico y arrastre con ella a la humanidad. Las sociedades deben transformarse de raíz, volverse verdaderamente TRANSPARENTES y PARTICIPATIVAS, y escapar de las trampas de la democracia dirigida y de las mentiras de la falsa representatividad.

Quiero cerrar esta columna con las que hasta ahora me han parecido las mejores frases del libro que hoy comentamos:
"Por un lado no podemos mejorar las condiciones que genera esta incoherencia de la humanidad, y por el otro tampoco podemos resolver la confusión que ocasionó la ceguera. (...) Esperamos morir pronto para no ver este planeta en la euforia de su venganza contra el hombre".

Hasta la próxima semana.

domingo, 23 de agosto de 2009

EL ODIO COMO LO MÁS HUMANO

-RAÚL CONTRERAS OMAÑA

El odio es uno de los sentimientos más intrínsecamente humanos. Ningún otro animal, incluso aquellos más evolucionados y con rasgos de inteligencia, es capaz de presentar una conducta que se asemeje a lo que nosotros conocemos como odio.


Y esto es porque el odio es distinto al simple enojo, al coraje, al miedo, al dolor. A diferencia de estos últimos, no es una actitud instintiva, innata, que tenga como fin la protección de la vida y de la integridad del individuo. Para odiar a alguien se requiere de conocimiento previo, de introyectar un motivo no siempre aparente, de analizar “racionalmente” y criticar las acciones y costumbres del otro que eventualmente llega a ser blanco de esa oscuridad que nubla la mente, y que nos lleva no solo a desear lo peor—caso en el cuál hablaríamos sólo de rechazo o resentimiento—, sino incluso a participar activamente en el daño a la persona, al grupo humano o al elemento calificado como odiado.

Por supuesto al hablar de odio me vienen a la mente los genocidios, las xenofobias, los racismos, las intolerancias culturales y religiosas extremas, los crímenes contra la humanidad. Tales atrocidades sólo pueden surgir de la compleja mente humana, del uso deforme de su pensamiento, de su razón, de su inteligencia, de todas aquellas cualidades que deberían volverlo único dentro de la naturaleza. Sin embargo las masacres, las guerras injustificadas, las cruzadas ideológicas—tanto antiguas como actuales— y la tortura se empeñan en demostrar que como especie somos capaces de utilizar nuestras capacidades más elevadas para los fines más bajos y despreciables. Tal como lo dijo Octavio Paz: en la otredad nos reflejamos nosotros mismos. Lastimar al otro llevará siempre implícito, con el tiempo, provocarnos el mismo dolor.
Y lo más fascinante es que los mayores odios se desatan contra aquello que nunca llegaremos a ser, pero que en el fondo siempre envidiaremos.

Cerraré citando a Rüdinger Safranski, filósofo alemán, quien dijo que “el odio parece ser un a priori de la historia (…) pero el odio es también el padre de todas las cosas, incluyendo las espirituales”. Como si odiar nos fuera propio desde los bíblicos tiempos de un Caín que al ser menospreciado planea la muerte y el abandono de su hermano.
Y quisiera convencerme de que Safranski se equivoca… pero aún no lo consigo.

martes, 18 de agosto de 2009

CRÓNICA DE UNA VERGÜENZA ANUNCIADA

RAÚL CONTRERAS OMAÑA

El pasado día sábado por la mañana me topé con una noticia que me hizo decidir la orientación del presente escrito.

Y es que fui a encontrar que dentro de las propuestas para el presupuesto nacional que hace el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, se anota que el recorte al gasto educativo en nuestro país será el segundo más fuerte de todos los que se realizarán, llegando a los 7 mil millones de pesos, estando sólo por debajo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Esto me hace reflexionar lo siguiente: ¿cómo es posible que en nuestro país, que es uno de los que presentan peores niveles en educación media y básica en el mundo, el segundo recorte más fuerte en la afluencia económica se dé en el área educativa? Esta es una decisión verdaderamente absurda, y que sólo refleja la muy pobre cultura histórica con que cuenta nuestro Secretario de Hacienda, ya que es bien sabido que los países del antes llamado “primer mundo”, en sus peores momentos de crisis, siempre han enfocado una MAYOR parte del tesoro hacia la educación. ¿Por qué? Porque de la preparación de sus jóvenes dependen las futuras fuentes de empleo, la investigación, la inversión. De ese modo demuestran haber aprendido la lección, y dejan sembradas las semillas que evitarán que crisis similares vuelvan a suceder.

Sólo en un país como el nuestro la educación se puede considerar sacrificable, dispensable.

Sólo en México se puede preferir agudizar las ya de por sí vergonzosas carencias educativas –tanto humanas como materiales, en todos los niveles— antes que recortar el presupuesto de, por ejemplo, el gasto Presidencial o el del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa –que serán las dependencias que menos resentirán el ajuste presupuestal—.

Sólo en México, único país en América donde se considera que la enseñanza de la filosofía es irrelevante en las preparatorias, nadie en la SEP se ha atrevido a levantar la voz para demandar una explicación detallada de esta propuesta tan irracional.

Debemos prepararnos para vivir en un México cada vez más lleno de ignorancia, desempleo y pobre competitividad económica y educativa. Nada para la educación bien regulada y de calidad, pero todo para las grandes empresas y los grupos políticos. Así las cosas en nuestro país.

domingo, 2 de agosto de 2009

EL PROBLEMA HUMANO (SEGUNDA PARTE)

RAÚL CONTRERAS OMAÑA

Continuando con nuestro intento de definición del problema humano, a todos nos queda claro que las funciones mentales superiores humanas (pensamiento, raciocinio, lógica, abstracción, cognición, cálculo) han sido herramientas indispensables desde antes del comienzo de la historia (definiendo este último como el momento en que el hombre desarrolló la escritura).

En la prehistoria el animal más indefenso de todos era sin duda el hombre primitivo. Carente de garras o colmillos, sin pelo grueso ni escamas, sin la capacidad de sobrevivir en el agua por largos periodos de tiempo o de poder escalar árboles y montañas, frágil ante el frío extremo, la lluvia o el calor, tuvo sin embargo la ventaja de ser el poseedor de la obra más compleja y perfecta de la naturaleza de que se tiene registro incluso hasta nuestros días: el cerebro humano. La mayor complejidad biológica y evolutiva, la herencia última y el resultado de millones de años de existencia del universo tal como lo conocemos se encierran dentro de las circunvoluciones de este órgano, tan misterioso como fascinante. Y el pensamiento elaborado, esa capacidad de reflexionar sobre nosotros mismos y nuestros actos, es precisamente el resultado de esa complejidad que llevamos guardada dentro del cráneo.
En marzo de este año, Pedro Chavarría Xicoténcatl publicó lo siguiente en uno de sus escritos de divulgación científica:
"Cuando nos creemos individuales no somos más que una parte del universo que ha adquirido conciencia y se atreve a emplear una palabra cargada del más profundo significado: Yo. Creo que soy, cuando en realidad el universo es."

Así que a pesar de su aparente indefensión física, el hombre consiguió sobrevivir y crear gracias a su superioridad mental, hasta erigirse como un auténtico señor de la naturaleza. Se unió con sus iguales desempeñando roles sociales complejos –primero en hordas nómadas y luego en tribus sedentarias— para protegerse de los peligros circundantes; consiguió domar animales salvajes a los que alguna vez temió, logró comprender el proceso de nacimiento y crecimiento de las plantas hasta desarrollar la agricultura, confeccionó vestidos con pieles, construyó hogares en las sólidas montañas, logró el control del fuego antes indomable, y finalmente desarrolló herramientas a partir de rocas, madera y hueso hasta que, con la invención de la rueda y el arado, llegó una transformación en el ciclo de las sociedades que no habría de volver a detenerse.

Pero en este momento el problema humano apenas estaba comenzando, y tan sólo se habían sentado las bases de lo que sería el pensamiento del hombre en el futuro. Tal como el mismo Chavarría escribió:
"La vida es un continuo amasar donde surgen figuritas capaces de mantenerse y hasta pensar sobre el pensar, que voltean hacia el firmamento y se maravillan, sin darse cuenta que es la misma masa lo que ven, que viajan sin saber que son pasajeros. La conciencia individual lograda por el cerebro humano es aún incompleta y no alcanza a entender qué es la vida ni cuáles sonn sus posibilidades últimas".
Pero de eso seguiremos charlando la próxima semana.

domingo, 26 de julio de 2009

EL PROBLEMA HUMANO (PRIMERA PARTE)

RAÚL CONTRERAS OMAÑA

Comenzaré diciendo que el principal problema humano se llama Pensamiento. La capacidad de reflexionar y analizar el mundo, de introyectarlo, la facultad de autocomprenderse y autodefinirse como ser independiente y único vuelve la experiencia humana una vivencia irrepetible. En conjunto con la Inteligencia y la Razón, el Pensamiento permite la elevación del hombre por encima del resto de los seres que lo rodean, y lo convierte –por lo menos para sus propios ojos— en el centro del universo. A este modo de ubicarse en el mundo como el eje alrededor del cual giran el resto de las cosas se le conoce desde la Edad Media como “Visión Antropocéntrica del Cosmos”.

Esta forma de vernos como dueños del mundo no es nueva en absoluto. De hecho, es una de las herencias más antiguas con las que cuenta la historia de la Humanidad. Desde los tiempos en que surgieron las primeras religiones en la India y el Medio Oriente –Asiria y Caldea, para ser más precisos—, las leyendas sobre la creación del universo y de la tierra por uno o varios Dioses generalmente culminaban en el momento en que dicho Creador daba vida al hombre como su obra más perfecta, y ponía en sus manos al resto de los seres.

Estas creencias evolucionaron, e influyeron poderosamente sobre corrientes que se desarrollaron varios siglos más tarde, entre las que por supuesto se encuentran el Judaísmo y el Cristianismo en todas sus derivaciones. A decir del libro bíblico del Génesis, el sexto día Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, le otorgó un alma superior con el aliento –es decir, el Pensamiento y la Razón— y le entregó los animales y las plantas para que las gobernase y aprovechase como mejor lo decidiera. De acuerdo con estas interpretaciones, el mundo fue expresamente creado para el hombre. Él es el Señor, el dueño absoluto de la naturaleza y sus componentes.

Esta idea del ser humano como poseedor del cosmos fue pasando de mano en mano a través de la historia, hasta llegar a los tiempos del racionalismo y posteriormente a los ideólogos de la revolución industrial, y eso dejaría escrito el destino del hombre de nuestros tiempos en forma imprevisible. Pero de esto seguiremos charlando la próxima semana.

sábado, 4 de julio de 2009

POST INVITADO

"JOSÉ VASCONCELOS"

-MARÍA DEL PILAR TORRES ANGUIANO

Vasconcelos es un clásico del siglo XX. Constructor de mitos, amante de la sabiduría, perseguidor de la verdad Es uno de esos autores que uno puede tocar con los ojos como si fueran manos.
Dice José Gaos que hay dos tipos de filósofos: los que tiene una sola idea a la que le dan vueltas y vueltas en su cabeza y a la luz de la cual observan la realidad. Y los que tienen una multiplicidad de ideas que van modificándose conforme a la realidad. Vasconcelos es de los primeros.
Vasconcelos es un pensador para quien la filosofía no se trata solo de buscar lo bello lo bueno o lo uno, sino de vivir en concordancia con esa búsqueda de lo bueno, lo bello, lo uno. No solo buscar ciertas verdades, sino vivir según esa búsqueda.

En su juventud, Vasconcelos encuentra en el intuicionismo una alternativa al positivismo que se padece desde las aulas. Continúa la línea intuicionista pero decide crear un proyecto de sistema filosófico capaz de extenderse a través de la Metafísica, le Ética y la Estética, para llegar a la educación en todos los niveles, el arte y la cultura. En un principio lo llama Sistema del monismo estético y después, sistema sinfónico.
El sistema filosófico de Vasconcelos incluye las principales ramas de la filosofía: Cosmología, metafísica, logíca, ética y estética. Dentro de este esquema filosófico, ubica a la belleza como la forma más alta de la verdad y al conocimiento como la acción redentora que le permite al hombre captar el sentido del cosmos.

El aspecto educativo de Vasconcelos es ampliamente conocido –aunque no suficientemente estudiado ni mucho menos practicado- porque en el mejor de los casos, se recuerda al creador del escudo y lema de la universidad, al gran impulsor y autor intelectual del muralismo mexicano, y al creador de la secretaria de educación pública. Pero todos estos hechos son solo son solo efectos de una causa que es su pensamiento filosófico.
El antecedente filosófico inmediato del sistema vasconcelista del monismo estético, lo constituye su ensayo: Pitágoras, una teoría del ritmo, que se publicó En esta obra en 1916 en la revista cubana Cuba contemporánea. Vasconcelos realiza una lectura estética de la filosofía pitagórica. En donde añade que el número tiene un aspecto aritmético, analítico y geométrico, pero ante todo, rítmico. De esta obra, en la que se nos muestra a un Pitágoras esteta, extraemos la noción vasconceliana de ritmo, tan importante en su cosmovisión.

En síntesis: la concepción occidental de la filosofía dice que las matemáticas son la base de la música, Vasconcelos lo entiende a la inversa: la música es el paradigma de la música. La base de su cosmovisión es la musicalidad intrínseca del universo, al que entiende como una gran sinfonía, cuyo pentagrama es la filosofía. De ahí el fundamento de la propuesta vasconceliana de la educación estética.

Otra obra que merece ser mencionada es la de “Estudios indostánicos”. En esta obra, realiza una hermenéutica de los elementos fundamentales de los pensamientos hinduista y budista por su potencialidad metafísica y su contenido filosófico. Parte de este ultimo es el interés ya postmoderno, de superar las dicotomías presentes en la filosofía, como la que hay entre sujeto y objeto, occidente y oriente, etc. La filosofía –dice- no es solo occidental u oriental, es simplemente filosofía.
La visión metafísica de Vasconcelos, aborda la dinámica del ser en términos estéticos, es decir, el movimiento permite al hombre avanzar por estadios ascendentes hacia la totalidad. Rechaza al racionalismo, cuyo interés central será la idea; y abraza el misticismo que se interesa por el espíritu que es el que engendra la idea.

Este pensador mexicano buscó en su obra, el tratado de metafísica, la posibilidad de fusionar lo material con lo espiritual, su visión es que todas las cosas se desarrollan con una energía interna, como una música y que la esencia de todas las cosas la constituye el ritmo.
Desde 1916, año en el que escribe el “Pitagoras, una teoría del ritmo”, Vasconcelos tiene la intuición de lo que será su obra mas importante: “La Estética. Es hasta los años cuarentas cuando llega esta obra, en la que reafirma constantemente las bases de su pensamiento. Buena parte de esta obra está dedicada a explorar el papel del arte, que es fundamental, pero en el sistema Vasconceliano, el arte parece estar subordinado operativamente a la filosofía, por su potencialidad comunicativa, transmisora de verdad y libertad. La belleza está contenida en el artista y en el arte, no en la obra artística que es material. La estética vasconceliana nos habla de un arte idealista, no el que imita a la naturaleza, sino el que intenta superarla.

Son muchas las cosas que hay que decir, y sobre todo las que hay que pensar acerca de Jose Vasconcelos, por lo tanto, cualquier intento resulta insuficiente, pues se trata de un hombre que supera su obra y todo lo que sobre el se dice. No se escriben artículos sobre Vasconcelos, más bien, se evoca al personaje, se piensa al filósofo, se charla con el intelectual, se lee al escritor y al mismo tiempo se conoce al hombre de carne y hueso con tal familiaridad que el lector casi puede tocarlo con los ojos como si fueran manos. Se toma como pretexto su vida para pensar en el México con el que soñó y en el que algunos sueñan. Vasconcelos es un hombre de espíritu singular y temperamento apasionado, con una seguridad absoluta de lo que quería y lo que podía conseguir. Convencido que no hay más límite que el hacer y el pensar quiso transmitir su convicccion a todos los mexicanos.

Resulta hasta cierto punto un lugar común la pregunta de si existe o no filosofía mexicana en general, y filosofía de Vasconcelos en particular. No pocos comentadores coinciden en señalar que para quienes le tienen como político , sus discursos son demasiado conceptuales, para quienes lo tienen como ensayista, sus ensayos son demasiado líricos, sus cuentos muy “filosóficas” y su filosofía muy literaria.
Todas estas críticas provienen de una exigencia modernista de rigor y academicismo en el pensamiento filosófico que no encontramos en este autor. Pero desde la perspectiva contemporánea, o al menos desde la ruptura que suponen pensadores como Kierkegaard y Nietzsche frente a la idea anterior, José Vasconcelos cumple con el ideal de compromiso con la vida, con el hombre concreto e individual que encuentra o, al menos, busca repuestas ante los acontecimientos y experiencias de la existencia.
Vasconcelos no es un autor fácil de entender.
Bien podría afirmarse que luego de su muerte viene un olvido de más de 30 años. Con excepción del Ulises Criollo y La raza cósmica, sus obra no vuelven a ser editadas, por lo que todo aquel que quería estudiarlo tenia que recurrir a las librerías de lo viejo, a los despachos de los abuelos o tal vez al as bibliotecas que él mismo inaugurara varios años atrás. Después de conocer algo de su vida, nos atrevemos a decir que no solamente es lógico que se le haya olvidado. Seguramente hubiera preferido el olvido a la institucionalización histórica. De esas historiografías que se hacen por decreto presidencial.

Podemos concluir proponiendo que desde el concepto moderno occidental de filosofía, no es el de Vasconcelos un pensamiento filosófico, academicista ni riguroso. Sin embargo, podemos añadir una característica de su pensamiento, que le asemeja a la filosofía propiamente dicha. Pues la auténtica filosofía emana de la capacidad de asombro, ante lo que se presenta como inexplicable y es siempre problemática. Aquella para la cual la pregunta es y será más importante que la respuesta.

sábado, 6 de junio de 2009

¡VOTAR NO ES ELEGIR!

RAÚL CONTRERAS OMAÑA

Siempre he sido de la idea de que, para llegar al punto más cercano a una verdad, se deben de escuchar los dos lados de una misma historia. El valor de una moneda sólo se conoce al observar sus dos caras. Es por eso que sobre todo ahora, en que los medios y las publicaciones masivas en México tienen un fuerte control por parte de grupos conservadores y de intereses puramente empresariales, el saber lo que piensan los grupos de pensadores independientes, de todas las edades, se vuelve una tarea fundamental para mantener un pensamiento verdaderamente libre.

Así que, para celebrar que el día de mañana 7 de junio celebraremos el Día de la Libertad de Expresión en México -celebración llena de bemoles, interrogantes y "ropa sucia" en los que no abundaré el día de hoy- quiero compartir los siguientes textos. Han sido tomados del periódico "Machetearte", publicación semanal independiente de extrema izquierda, distribuida en las líneas del Metro de la ciudad de México por estudiantes "rojos" de la UNAM -quienes lo entregan a cambio de unos cuantos pesos de "cooperación voluntaria"-, y que es patrocinada por los grupos de tinte comunista que aún sobreviven dentro de dicha casa de estudios.

En el "Machetearte" fechado el día 27 de mayo de 2009, apareció, dentro de la última página, la columna de nombre "¡Votar no es Elegir!" -sección La Contra, página 8-, de autor anónimo. Dentro de la misma son enunciadas las 20 mayores razones para no acudir a votar en los comisios federales que se realizarán en unas semanas. Aunque no comulgo con todas, me parecieron interesantes, por lo que decidí difundirlas a continuación. No están completas, porque ocuparían demasiado espacio. Sólo elegí algunas, que aparecen con número de su lugar original. Cada quién llegará a sus propias conclusiones. Cito textualmente:

"1.-UN SISTEMA ELECTORAL DE DERECHA. Las elecciones no están basadas en la igualdad sino en la ley del más fuerte y del que tiene más dinero. Es ideologicamente compatible con el capitalismo.

5.-VOTAS Y TE VAS. No hay participación ciudadana. La democracia termina en el momento en que depositas tu voto. Nunca más te tomarán en cuenta.

6.-DIVISIÓN Y COMPETENCIA. Los partidos políticos confrontan a los mexicanos, impiden la unidad y la cooperación.

7.-EL VOTO SECRETO ES UN VOTO DEL MIEDO. En una sociedad democrática nadie tiene por qué tener miedo de manifestar su opinión.

9.-PARÁSITOS PLURINOMINALES. Tu voto repartirá el botín a candidatos plurinominales por los que nadie votó, que no representan a nadie, y que son los más parásitos y sinvergüenzas de la política.

13.-SIN REPRESENTATIVIDAD. Los ganadores de las elecciones no representan al pueblo sino a sí mismos y a los dueños del capital; no tienen la responsabilidad de rendir cuentas al pueblo.

16.-EL NEGOCIO DE LA PARTIDOCRACIA. Los partidos políticos son un negocio millonario para sus funcionarios y candidatos, y se nutren del presupuesto público, no de sus militantes.

19.-LAS ILUSIONES NO CABEN EN LAS URNAS. La democracia, la libertad y la justicia no caben en las urnas, y les quedan grandes a este sistema político.

20.-OBLIGADOS A CONSTRUIR OTRA COSA. La abstención consciente y organizada es liberación: nos llevará a pensar y construir otra forma de hacer política."

Interesante, ¿verdad?
Insisto: no comulgo con todo lo arriba citado -aunque debo aceptar que algunos puntos sí me habían dado ya algunas vueltas en la cabeza desde hace tiempo-. Y tampoco espero que estos puntos alegren a todos los lectores, que los hagan cambiar en su opinión política, o que a todos les parezcan útiles o verdaderos. Mis metas al darlos a conocer sólo son tres:

a) que todos notemos que comentarios de este tipo difícilmente los vamos a encontrar en periódicos más "oficiales", en los noticiarios de las grandes cadenas televisivas o en las estaciones de radio que aún no han sido censuradas.

b) que hay formas de pensamiento distinto en todo nuesto país, que se organizan y distribuyen sus ideas en forma independiente, de mano en mano, haciendo el mayor honor a lo que la verdadera Libertad de Expresión significa, mostrando que en muchos casos esta última, aún en pleno siglo XXI, significa ocultarse y pertenecer a los grupos considerados "underground" para evitar los riesgos de la persecución o la represión.

c) que entendamos que EL SER HUMANO NO ESTÁ HECHO PARA CALLAR. Ponernos en contacto con todo tipo de ideas puede hacernos ver bordes distintos de la realidad, enriquecer nuestro pensamiento y conocimiento, y quizás incluso reorientar las ideas que por mucho tiempo consideramos reales y absolutas.

Nuevamente: el ser humano no está hecho para callar. Hablemos, pintemos, escribamos. Usemos el arte y la palabra, la computadora y el papel, la protesta y la denuncia, el potencial individual y la organización social. Elevemos la voz. Sólo quien tiene el valor de decir lo que piensa es verdaderamente libre. Y los hombres libres merecen un país y una forma de gobierno que mantenga intacta esa libertad. Feliz día de la Libertad de Expresión para todos.

sábado, 30 de mayo de 2009

UN CUENTO GÓTICO

RAÚL CONTRERAS OMAÑA

En una forma inesperada y oscura las caricias tomaron sentido. Nada había sucedido desde la última luna llena, desde el último acorde en quintas que llenó el aire denso de un clamor profundo, de una voz grave que sólo podía preconizar la llegada del siguiente movimiento en una sinfonía casi esquizoide que para entonces parecía no tener final.

Las cuerdas de los violines gritaban, los coros casi sagrados que surgían lentamente desde algún lugar oculto entre las sombras de unas manos sucias acabaron por ocupar todos los espacios, por hacer vibrar todas las paredes, por llevar el polvo hasta los más pequeños rincones de la mente de cada uno de los testigos de aquella revelación. Y sin embargo, bajo las miradas de todos los ojos cerrados, las caricias seguían tomando sentido.

Alguien susurró en el oído de la nada: “es sorprendente la cantidad de secretos que pueden resguardarse tras un par de cortinas que apenas si pueden sostenerse a sí mismas”. No hubo respuesta. Todos en el fondo sabían lo que aquello significaba: los sueños pierden su sentido cuando son arrancados del cálido útero de la noche. Sin embargo todas las ilusiones tienen que nacer, todos dormimos en el seno de la tierra antes de volver a conocer el amanecer –ahora tan lejano para unas pupilas blancas que apenas si logran mirarse a sí mismas en el espejo de lo que ya no está-.

Los cuerpos se despojaron de sus vanidades sobrantes para encender la hoguera que habría de consumir los residuos de la niebla. Aquello no era un aquelarre, no podría serlo. Había demasiados ángeles presentes. Las alas quemadas, las rodillas con las marcas de un suelo blanquinegro. Y con todo, el beso azul sobre cada piel marmórea alcanzaba a despedir un breve destello fugaz entre las hojas, delatando la muerte de dos cuerpos que quizás nunca estuvieron ahí. Al fondo, lo tenue se convertía en la desesperación de un grito que casi nadie escucha, pero que todos saben que está ahí, rompiendo las prohibiciones de un vacío impuesto por seres ajenos que, de tanto llorar, habían aprendido bien a intervenir en el temor de los humanos.

Parecía que se habían roto todos los vitrales, que se había quitado lo sagrado a todas las cruces de todos los altares, que todo vino y toda hostia habían vuelto a ser carne y sangre otra vez. Las notas marchaban ahora a un paso más lento, cruzando el umbral que separa el rittardando del morendo, acompañadas en su viaje por el abrazo de los cellos que emitían el suspiro del dolor y el abandono de las lejanías que una vez fueron suyas, y la entrega dentro del asfixiante humo del incienso dejó sólo el rastro del sudor y el vino sobre un encaje antiguo que hace apenas unas horas parecía tener vida propia mientras robaba un poco de la de alguien más.

El descanso de la madrugada todavía se vislumbraba lejos. La última lágrima de cera dejó saber a todos que las velas negras finalmente se habían consumido por completo. El aroma, espectro silencioso que impregnaba la nave del recinto, sólo podía ser descifrado por la tristeza de un dios antiguo. Una copa sucia sellaba el pacto del final de un tiempo que apenas se convertiría en principio…

… fue entonces cuando las caricias tomaron sentido.

sábado, 23 de mayo de 2009

EL INESTABLE EQUILIBRIO

-RAÚL CONTRERAS OMAÑA-

¡Cuán distintos son la estabilidad y el equilibrio!

El equilibrio es veleidoso e impredecible, un oscilar constante y forzado de dos vectores sobre la punta de un dedo. Cada momento es un peligro. El más pequeño resoplar puede acabar con la aparente perfección, volver inestables las fuerzas, inclinar la balanza hacia cualquiera de sus lados.

El equilibrio es riesgo. El equilibrio es felicidad a plenitud máxima, en mínima duración. El equilibrio es vida, es emoción. Nos coloca al borde mismo del precipicio, amenazando con salvarnos en el último momento... o con arrojarnos sin clemencia hacia la nada.

Incluso entre los budistas el equilibrio de la perfección del Nirvana es símbolo del paraíso alcanzado, y a la vez, de la tentación máxima, del sitio terrible donde el más pequeño de los pequeños malos pensamientos -ese que es como un niño, desobediente y aventurado, fugaz y atrevido, malvado- puede arrojar el alma directo al vacío, al dolor, al sufrimiento eterno del séptimo y más profundo de los infiernos.

Porque el equilibrio nos enloquece con la incertidumbre, con la indesición, con el libre albedrío, con las múltiples opciones que parten del centro de apariencia siempre constante y engañosa... y por eso es más humano.

Por el contrario, la estabilidad es la calma que nos brinda la firmeza de lo inmutable, de aquello donde el vaivén entre los opuestos no es ya una realidad presencial. Uno de los platillos de la balanza finalmente ha caído: la justicia impera, el karma se cumple. Uno de los extremos triunfa para convertirse en absoluto.

Y cuando esto sucede todo queda en silencio. El cinetismo decae, el constante movimiento se adormece en su plenitud para convertirse en tiempo detenido, en espacio sin expansión, en potencia que se manifiesta en acto innmóvil y completo, un todo integrado. La impredecible expansión universal de la cola de la alondra, de la física cuántica, de las aguas primigenias de la matemática del caos, queda finalmente cimentada en génesis o apocalipsis, en big bang o big crunch, en todo o nada, en cosmos o vacío, en ser o no ser.

Y es en ese especial mundo callado de lo estable, en que el extremo ha triunfado sobre su contraparte negativa -la contraparte de cualquier cosa siempre será negativa ante los ojos del opuesto que resultó triunfante- donde se da el sueño, la caída, el agua calma... y la petrificación, inmutable y anquilosada forma de permanecer muertos en una vida que deja ya de lado su experiencia psíquica y creadora -como alma humana que se relaciona activamente con el mundo, quiero decir- para convertirnos en la fría y hermosa escultura de mármol que adorna las habitaciones a las que nunca quisimos pertenecer, y que parecen no tener final.
Es la misma mediocridad y el mismo tedio en el que Dios, si es que existe, debe pasar cada uno de sus eternos días: pudiendo hacerlo todo, mas no teniendo nada que hacer.

Los cuerpos ajenos son los opuestos. Su encuentro encarnizado bajo el estandarte de la pasión -química o humana, da lo mismo- es la más perfecta lucha por el equilibrio. La paz y el agotamiento resultantes son la fusión posterior a toda liberación de energía, son unidad, son estabilidad. Y la estabilidad de cualquier sistema -no importando su grado de complejidad- no significa otra cosa más que su muerte.

domingo, 19 de abril de 2009

TRES VISIONES TRISTES SOBRE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO EN LA ACTUALIDAD

RAÚL CONTRERAS OMAÑA

El día de hoy no quiero dedicar este espacio a un escrito personal, sino más bien emplearlo como medio para difundir los comentarios de tres de los mejores columnistas a nivel nacional, quienes en el Diario MILENIO, fechado el pasado sábado 11 de abril de 2009, publicaron -cada uno por su cuenta, y muy seguramente sin ponerse de acuerdo para ello- tres comentarios sobre la educación en méxico en la actualidad, mismos que contienen datos que considero todos los mexicanos debemos de conocer.
PRIMER PUNTO: LA UTOPÍA. En su columna "Un libro para Lujambio", Carlos Puig ("Historias del más acá", sección "Al Frente", página 03), busca explicar por qué algunos países -sobre todo los orientales- logran destacarse en forma tan contundente en los aspectos educativos a nivel mundial, y encuentra que en ellos el promedio de días al año que un niño o un adolescente pasa en la escuela es de 243 -Japón, por ejemplo-, contra sólo 180 en Estados Unidos, y menos que eso en México. Además, la duración del día de clases es también mayor, siendo de 12 horas en promedio, contra 10 en EU y 8 o menos en México.
De igual modo comenta cómo a mediados de los años 90, en una de las escuelas públicas más pobres y marginales de Brooklin, Nueva York -la Academia Kipp- se inició un experimento para comprobar si lo anterior es cierto. Se prolongaron las horas de estancia en la escuela -recibiendo clases, por supuesto- así como el número de días escolarizados al año. Resultado, y cito a Puig textualmente:
"Los jóvenes que van a una academia Kipp (hoy ya hay más de 60 en todo Estados Unidos) pasan en promedio en la escuela 60 por ciento más que en el resto de las escuelas públicas en Estados Unidos. (...) En diez años, Kipp ha superado cualquier cantidad de expectativas. Los jóvenes de los barrios más pobres están superando por mucho al resto de las escuelas públicas de sus distritos escolares, y están siendo aceptados (con todo y financiamiento y becas) en las mejores preparatorias y universidades de EU."
Aquí la pregunta es: ¿no hay forma de establecer programas similares en nuestro país? ¿no hay forma de modificar los planes de estudio y calendarios escolares para obtener mejores resultados académicos en México? Veamos lo que sigue...
SEGUNDO PUNTO: LA TRISTE REALIDAD. En su columna titulada "¡Hasta Turquía!", Francisco Garduño ("Doble o Nada", sección de Opinión, página 10) hace públicos los resultados del informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con respecto a la calidad académica y los resultados de competencia educativa, así como de inversión monetaria por alumno, entre los 30 países que la conforman.
¿Qué nos dicen? Que México es, por mucho, el último lugar de la lista ("...peor que Turquía, la conflictiva nación de mayoría musulmana, donde los Kurdos son tratados de forma inhumana y que por restricciones religiosas limita la educación de las mujeres").Cito de nuevo a Garduño:
"Así es. México, el país que muchos engañados mexicanos creen que está ya entre las potencias mundiales, invierte sólo 2 mil 405 dólares por estudiante, lo que es irrisorio comparado con los 12 mil 788 que Estados Unidos ocupa para cada uno de sus alumnos.
(...)Y es que resulta absurdo ver las rebatiñas en la Cámara de Diputados cada año para aprovar un raquítico presupuesto educativo, que no sirve más que como paliativo para que la educación no se muera.
También es increíble que esos grandes políticos, dispuestos a dejar la zalea por México, sean capaces de llegar a los peores arreglos, arrastrarse como vívoras con tal de complacer a la dirigencia de un sindicato, que se ha convertido en el más poderoso del continente, chupando la poca sangre que queda al sistema educativo del país".
Así, respondamos las preguntas anteriores con otra pregunta: ¿de verdad creemos que el sindicalismo mexicano permitiría cambios para prolongar los calendarios escolares y la duración de los días de clases? Porque caray, si los sindicatos de maestros de primarias y secundarias (que son, por mucho, las fases más importantes en la vida de todo alumno) no son aún capaces de aceptar que tienen que presentar exámenes de nivelación de Carrera Magisterial, para elevar su preparación y cultura general, y así poder acceder gradualmente a un mejor salario, TAL Y COMO LO HACEN TODAS LAS DEMÁS PROFESIONES Y CARRERAS, EN MÉXICO Y EN EL MUNDO... ¡Ah, pero no! ¡Por supuesto que no lo aceptan! ¿Por qué se le habría de exigir a los maestros mexicanos que estudien y que sacrifiquen su tiempo libre para prepararse y dar mejor forma de vida a sus familias, y mejor preparación a sus alumnos? Es como si se les estuviera gritando el peor de los insultos. Tantos y tantos "maestros normalistas" se dedican ahora a la pseudo-política, al "coyotaje", a rentar o vender sus plazas, a heredar sus derechos, a recibir salarios de doble o triple plaza sin siquiera pasar nunca unas horas frente a un grupo de alumnos, a organizar plantones y bloqueos de calles, a extorsionar grupos y partidos políticos, a vender votos grupales... eso sí, cuando se les pide que redacten un pequeño informe de tan solo una página de extensión, el número de faltas de ortografía y de errores gramaticales por párrafo resulta en verdad difícil de creer... pero preguntémosles sobre telenovelas: les aseguro que de eso sí van a saber.
Puedo conceder algo: el anterior no es el caso de todos los maestros. Honor a quien honor merece. Y en forma personal conozco a grandes maestros normalistas, personas de excelente calidad moral, profesional y cultural, y muchos de ellos grandes y queridos amigos míos. Pero seamos tajantes: todos recordaremos en nuestra vida, como buen maestro, quizás a uno de cada diez. O menos. Y esa es la verdad. Es la realidad. Los demás... sin pena ni gloria.
TERCER PUNTO: UNA PÉRDIDA DOLO(RO)SA. En su columna de nombre "La SEP desaparece la filosofía", Heriberto Yépez ("Archivo Hache", suplemento cultural "Laberinto", sección Artes Plásticas, página 12) menciona, y cito textualmente:
"La Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) anula la enseñanza de la filosofía. Por la RIEMS la filosofía ya no es materia básica en los planes de estudio del Sistema Nacional de Bachillerato. (...) Fea paradoja: la SEP la fundó un filósofo.
(...)El problema es que la filosofía no tiene ese matíz técnico que el mercado laboral exige. Lo que realmente está detrás: filosofar no aumenta la productividad empresarial, meta de la nueva 'educación' global.
Hay otras razones de peso para su eliminación. La filosofía históricamente ha tenido una relación tensa con el orden económico dominante. La mayoría de la filosofía prepara al individuo para volverse analítico, desconfiado y crítico. En países como el nuestro, esa minoría de estudiantes -de todas las clases sociales-que logra entender la filosofía se vuelve políticamente disidente, o al menos incrédulo del gobierno, religión y mass media. Esto no agrada al capitalismo bélico, al consumo trasnacional, al Vaticano y al espectáculo populista.
(...)La filosofía incrementa el descontento contra el capitalismo y el dominio estadounidense. (...) Desaparecer la filosofía de las escuelas es debilitar la influencia de las ideas de izquierda. Permitir el avance del sentido común capitalista y el cristianismo conservador.
Por último, la filosofía puede ser sacada de las escuelas por una poderosa razón adicional: La filosofía es impopular entre muchos alumnos.
La educación reaccionaria que les viene de su familia y el entretenimiento retrógrado de las dos principales televisoras del país, muchas veces los convierte en seres intelectualmente inertes, sin deseos de indagación filosófica. Esa es la triste realidad.
Eliminar la filosofía no lo podría hacer la SEP ni la globalización sin la cooperación estratégica de nuestra sacrosanta cultura popular".
No hay más que decir. El Maestro Yépez lo dijo todo ya, tal como debía ser dicho.
Sólo añado lo siguiente: un servidor está de luto. Los filósofos, en México, se están convirtiendo en una especie en extinción.
Tres visiones distintas que confluyen en una misma desesperanza. Tres impactos frontales a lo que alguna vez fue el sueño de los padres de la educación en México. Abramos los ojos a la realidad de la educación básica y media superior de nuestro país. Abramos los ojos a la antesala del futuro educativo de la juventud que viene detrás de nosotros. No podemos seguir ciegos.

sábado, 4 de abril de 2009

VOTO EN BLANCO

RAUL CONTRERAS OMAÑA
En su columna periodística titulada “No a la partidocracia”, (diario MILENIO edición nacional, página 12, sábado 14 de febrero 2009), Joel Ortega Juárez hace una severa crítica a la manipulación de las preferencias electorales que se ha originado en nuestro país a partir de la reforma del IFE y la aparente “regulación” de los spots publicitarios a los que tienen acceso los partidos políticos dentro de la programación de las grandes cadenas televisivas. Según nos dice, y cito textualmente:

“(…)Una sociedad despojada de mecanismos e instrumentos políticos para poder expresarse y resolver sus contradicciones de manera política puede generar estallidos de destino desconocido.
(…)No basta denunciar esa perversión. Quizá sea necesario provocar o acelerar una crisis de ese sistema partidocrático. La abstención, tanto la inercial como la que pudiese ser consciente, no sirve. Habría que pensar en algo más preciso y contundente.
Puede ayudar a ello si millones optamos por acudir a las urnas y llenar las boletas con la leyenda: FUERA LA PARTIDOCRACIA”.


En resumen, su propuesta es que en los tiempos que atraviesa México, plenos de inseguridad e ineptitudes, no debemos renunciar al ejercicio de la democracia ni aplicar abstencionismos, sino que debemos hacer uso total de nuestros derechos políticos acudiendo a las urnas, si, pero inutilizando las boletas para hacer evidente nuestro descontento ante la situación actual del país.

Un voto en blanco por sí sólo es un voto perdido, regalado al mejor postor. Un voto no depositado por abstencionismo es más bien cobardía, apatía o indiferencia, y no verdadera protesta social. Pero una papeleta depositada por mano del votante, que además ha sido inutilizada por él mismo mediante una leyenda o una cruz que abarque a todos los candidatos a la vez, no puede significar otra cosa: es un ciudadano inconforme, una verdadera protesta, un ejercicio libre de nuestra capacidad de decir “¡ya basta!”.


Por supuesto que esta idea, aunque aparentemente radical, no es nueva en absoluto. Ya en su novela titulada “Ensayo sobre la lucidez” (editorial Punto de Lectura, México, DF, 2004), el escritor portugués José Saramago, premio Nobel de literatura 1998, lanza al aire una pregunta: ¿qué pasaría si un día de tantos, en una ciudad sin nombre, que pertenece a un país desconocido, en el día de las elecciones más importantes para la región, la práctica totalidad de sus habitantes decidiera presentar su voto en blanco?


Esta no es una pregunta carente de trascendencia. El desarrollo completo de la novela se basa en el caos que tal acto de rebelión podría desencadenar en una nación, en los temores del gobierno ante un gesto revolucionario tan difícil de predecir y descifrar: ¿se trata de una trampa tendida por grupos anarquistas internacionales? ¿se trata de un intento de golpe de estado por parte de extremistas desconocidos? ¿será reflejo de una inconformidad social real, o es sólo consecuencia de la manipulación de intereses ocultos o de poderes fácticos? Porque hay que aceptarlo: un solo voto en blanco, como expusimos antes, no es suficiente. Pero un millón de votos en blanco son ya negocio aparte; no hay país ni institución política que pueda manejar un rechazo de tal magnitud a las vías establecidas de gobierno; no hay estructura social lo suficientemente cimentada como para no colapsarse ante el impacto del terremoto de la voz de un pueblo unificado, terremoto cuyo epicentro es la democracia misma.

Así, todo lo antes dicho lleva a lo siguiente:

La democracia es, sin duda, la forma de gobierno más justa y plural de todas. Los movimientos ideológicos y las luchas revolucionarias e independentistas que se han dado en todo el mundo (y que en nuestro país están a punto de cumplir cien y doscientos años, respectivamente) han tenido como meta principal el derrocamiento de los gobiernos basados en privilegios y opresiones, para establecer aquellos cuyos fundamentos son igualdad social, justicia social, derechos humanos, participación colectiva, equidad en la aplicación de la ley y una constante comunicación entre las cabezas del estado y los miembros del pueblo libre y soberano.

Sin embargo, la democracia no es perfecta. Ninguna forma de gobierno lo es, y esto es sabido desde sus inicios en la Atenas de Pericles. Mientras más sean las personas que intervengan en la toma de decisiones, más complejo se vuelve el proceso, y queda más expuesto a contaminación por errores humanos como la corrupción, el clientelismo, la extorsión, la demagogia y, por supuesto, la llamada democracia dirigida, que no es otra cosa más que la ilusión creada por aquellos que detentan el poder para hacer creer a los pueblos que son capaces de tomar sus propias decisiones y de elegir a sus representantes y gobernantes, cuando en realidad sólo se les permite hacerlo de entre aquellos que ya han sido previamente escogidos dentro de los grupos en el poder, y no de entre el total de la población… tal como sucede en nuestro país.

La democracia directa, que es la forma más pura ejercida desde la Grecia antigua, en la que cada uno de los miembros de la sociedad que cumpla ciertos requisitos tiene derecho a voz y voto, y a representarse a sí mismo dentro de las reuniones de estado, es la que aparente ser la ideal y única a ejercer, pero depende de una condición fundamental que la vuelve inaplicable en nuestros tiempos: una educación suficiente y generalizada, que permita a todos los miembros de la sociedad comprender las necesidades del país y las propuestas que sobre estas presentan sus dirigentes. Es decir: la sociedad completa debe tener un cierto nivel de conocimiento de los diferentes conceptos de política y economía, así como de derecho, para aplicar la democracia directa en forma adecuada, para ser considerada un verdadero grupo de ciudadanos en toda la extensión de la palabra. Y en México, este requisito no se cumple ni siquiera en forma remota, por lo que la democracia directa no es una opción real.

Por otro lado, la democracia indirecta, que es aquella en la que el pueblo elige a sus representantes, para que éstos tomen las decisiones en su nombre, y que es la que se vive en casi todas las naciones en la actualidad, cuenta con la desventaja de ser injusta desde sus inicios, ya que la mayoría de los representantes toma las decisiones sin consultar ni informar al pueblo que los eligió, además de que en general está manipulada por aquella democracia dirigida de la que antes hablamos, lo que hace del ejercicio democrático una compra-venta de votos y de cargos, una carrera desesperada hacia el poder personal o grupal que deja atrás a sus gobernados, que los sumerge en la ignorancia acerca de las realidades que atraviesa su propio país, y que los convierte en presas vulnerables de la corrupción, y en eslabones frágiles ante los continuos golpes de los vicios, la inseguridad, la invasión ideológica y la pérdida de valores.

Pero con todo y sus desventajas, la democracia aún cuenta con herramientas aplicables por parte de los ciudadanos, y una de las más importantes lo es sin duda el sufragio libre y secreto; tan secreto que puede ser emitido en blanco, tan secreto que podemos escribir en él nuestra inconformidad social. El voto es nuestro, de cada uno de los miembros del estado. El uso que de él hagamos depende de nuestra voluntad personal y grupal. El voto no sirve sólo como medio de elección partidista, también puede ser utilizado como vía de denuncia política, de cambio en las instituciones y de transformación social, si esa es la voluntad de los ciudadanos.

Entiéndase bien: hoy yo no estoy invitando a nadie a depositar un voto en blanco, o a escribir una denuncia de hartazgo político en su papeleta. Más bien vengo a invitarlos a buscar vías similares de unión y manifestación ciudadana, a buscar armas dentro del ejercicio democrático para emanciparnos ante la incapacidad política y la corrupción de las que día a día somos presa los ciudadanos de este país. Si miles de personajes de ficción de una novela pudieron unirse para dar una lección a sus gobiernos, ¿por qué no hemos de poder hacerlo nosotros, los ciudadanos de carne y hueso, que sufrimos de los mismos malestares sociales? ¿o es que acaso la apatía ha ganado definitivamente la batalla?

Dice el mismo Saramago, en voz del personaje principal de su novela antes mencionada:

“Es regla invariable del poder que resulta mejor cortar las cabezas antes de que comiencen a pensar, ya que después puede ser demasiado tarde”.

Nosotros, los ciudadanos responsables, no dejemos que el poder nos corte las cabezas. Pongámoslas a trabajar día y noche, en unión con nuestras familias, amigos y vecinos, para levantarnos y exigir a los gobiernos la nación libre, soberana, pacífica y segura a la que tenemos derecho tan solo por haber nacido bajo el cobijo de las alas de la democracia.

sábado, 28 de marzo de 2009

POST INVITADO

-PATRICIA REBECA GARZA PERAZA-
¿QUÉ ES FILOSOFÍA? (Segunda Parte)

-Todos los hombres tienen el deseo de saber

Con esta cita inicia el libro la Metafísica de Aristóteles
[1], refiriéndose a la idea de que el hombre es una criatura que no sólo tiene la capacidad de conocer, sino que tiene la avidez o bien el gusto por la sabiduría. Este apetito encuentra placer en una primera fase en las percepciones que nos ofrecen nuestros sentidos externos, es decir, en el gusto, el tacto, el olfato, el oído, pero principalmente en la visión. En efecto, no sólo para obrar, sino también para el ocio, preferimos el sentido de la vista a todos los otros sentidos. [2]

El placer que nos brindan las percepciones y el conocimiento inmediato dista de la utilidad que nos ofrezcan las mismas, es decir, somos capaces de sentir agrado por el conocimiento, disfrutamos de la posesión de la sabiduría y de la percepción independientemente de su utilidad. En realidad el arte y la filosofía comienzan donde se pierde el interés por la utilidad y se engrandece el gusto por la cosa misma. Indica, el Exmo. Sr. Jose Ángel Sanchez Asian:

En nuestros días, cualquier fenómeno de “civilización” puede adquirir una dimensión cultural a partir del momento en que deja de ser contemplado, desde una perspectiva puramente utilitaria y pasa a ser una expresión de la vida social.[3]

La filosofía es una locución de lo más intimo de la vida social, es decir, del pensamiento del ser humano, pero no del hombre que vive y trabaja un oficio, sino del hombre que es capaz de contemplar todo aquello que le rodea, de asumirse así mismo como persona, capaz de reflexionar sobre su propia existencia y expresar la concepción del pensamiento dentro de un orden social. Aristóteles señaló: “Todas las artes fueron inventadas cuando se descubrieron las ciencias que no se aplican ni a los placeres ni a las necesidades de la vida”, por el contrario, las artes y las ciencias “nacieron primero en aquellos puntos donde el hombre gozaba de reposo.”[4]

La actividad nos aliena de nuestros pensamientos, el reposo le ofrece al hombre dos cosas, la preocupación y la reflexión. Los momentos de reposo nos ofrecen la variedad de nuestra persona, que en ocasiones nos preocupa y nos incita hacia una nueva actividad con el fin de olvidar aquello a lo que nos enfrentamos, pero que en otras circunstancias nos permite conocernos a nosotros mismos, ser sujetos y objetos del pensamiento, y asumir la propia existencia dentro de un ámbito. Cuando el hombre inteligente se enfrenta al ocio es capaz de reflexionar y crear, por esta razón Aristóteles asumió que las artes y la filosofía, no nacieron de los momentos donde el hombre activo cosechaba o forraba zapatos sino de los momentos de calma que le permitían reflexionar sobre la existencia.

Todas las artes de que hablamos estaban inventadas, cuando se descubrieron estas ciencias que no se aplican ni a los placeres ni a las necesidades de la vida. Nacieron primero en aquellos puntos donde los hombres gozaban de reposo.[5]

El hombre contemplativo es diferente del hombre activo, por que el hombre de oficio, se distingue de la mayoría de las personas, no sólo no gusta de la creación de las cosas comunes sino que se abstrae y crea algo totalmente inútil expresando así su genialidad como artista o como filósofo:

Es entonces, natural que quien en los primeros tiempos inventó un arte, separado de las sensaciones comunes, fuese admirado por los hombres, no sólo por la utilidad de los inventos, sino como sabio y distinto a los otros, y que al inventarse otras artes, orientadas algunas a las necesidades de la vida y otras a lo que la adorna, siempre fuese considerados más sabios los inventores de estas últimas por que sus ciencias no poseían utilidad.[6]

Esta capacidad de reflexión y de creación del arte y las ciencias llevaron al hombre a crear la Ciencia de la Filosofía,[7] conocimiento que interesa a la presente tesis y al cual Aristóteles señala como la ciencia que estudia las primeras causas y principios.[8]

- Causas y principios de la ciencia filosófica

Para poder estudiar la ciencia filosófica[9], es necesario examinar qué causas y de qué principios se ocupa.[10] La actividad y oficio del filósofo consiste la capacidad de analizar el conjunto de las cosas, es decir, conoce la ciencia en general, pero en sí no posee y desconoce la ciencia de cada una de las cosas en particular.

La filosofía busca y estudia las causas últimas desde la razón misma, la herramienta con la que trabaja el filósofo no es el martillo o el microscopio sino el propio pensamiento, a partir del cual busca conocer la realidad de todo lo existente, sin ahondar en las ciencias particulares por no ser importantes para su estudio.[11] El filósofo, adquiere el conocimiento de las cosas arduas, aquellas a las que no se obtiene si no se vencen grandes dificultades. Como sabemos, el ser humano es capaz de interiorizar dentro de su ser, por medio de los sentidos, sin embargo dicho acto no posee ninguna característica filosófica, por el contrario, alcanzar las causas últimas de las cosas usando como único medio la razón, es un esfuerzo difícil, diferente a la percepción. Implica, la facultad propia del hombre, es decir, la inteligencia.

Por lo tanto es posible decir que el quehacer filosófico es aquel que se distingue por conocer las cosas complejas y posee la capacidad de explicarlas. Esta ciencia conoce con mayor exactitud y es capaz de enseñar las causas que proporcionan los efectos de la realidad cognoscible a nuestros sentidos. Por lo que llamaremos filósofo a la persona que puede obtener el conocimiento de las cosas arduas, aquellas a las que no se llega sino venciendo graves dificultades. En efecto, obtener la capacidad de conocimiento a través de los sentidos es una facultad común a todos, y un conocimiento que se adquiere sin esfuerzos no tiene nada de filosófico. [12]

El rol del filósofo, dentro de la sociedad, versa sobre investigar la ciencia de lo general o bien de lo universal, pero este conocimiento difícil, diferente a la percepción que se ofrece inmediatamente a los sentidos. Implica un esfuerzo importante de la razón, ahí que la filosofía sea la ciencia de todas las cosas, pues todas las cosas se comprenden bajo lo general o universal y no bajo lo particular.

El filósofo, que posee perfectamente la ciencia de lo general, tiene por necesidad la ciencia de todas las cosas, porque un hombre de tales circunstancias sabe en cierta manera todo lo que se encuentra comprendido bajo lo general. Pero puede decirse también, que es muy difícil al hombre llegar a los conocimientos más generales; como que las cosas que son objeto de ellos están mucho más lejos del alcance de los sentidos. [13]

La ciencia filosófica, es aquella que se desea por si misma, es decir, busca el conocimiento per se, por que no es una ciencia que indague resultados,[14] aunque el filósofo haga lo propio, es decir, queda inmerso en la filosofía especulativa, no busca otro beneficio que el de proporcionar el placer del conocimiento.

Recordemos que los primeros filósofos iniciaron a hacer este oficio por que se admiraban de las cosas, primero de los fenómenos más comunes y luego fueron avanzando a problemas mayores, es decir, el hombre en busca del conocimiento estaba conciente de su ignorancia y esta conciencia motivado por la admiración lo llevó a conocer las causas generales de las cosas, para luego poder explicarlas.

La palabra admiración deriva del latín admiratĭo, ōnis, referente al acto de causar sorpresa a la vista o consideración de algo extraordinario o inesperado.[15] La admiración es el efecto que se suscita, que surge, no comprendemos ni a la admiración ni a la filosofía como algo que siempre ha estado ahí sino algo abrupto que apareció a partir de la percepción de lo desconocido. Al respecto Leonardo Polo, menciona que la admiración ante todo es súbita, es decir, es una percepción repentina.[16] Es de entenderse que en un principio, la admiración dista de la verdad, pues todavía no se adecua a la realidad, simplemente la percibe, y sin embargo es la causal de salir en busca de lo verdadero.

La filosofía es una ciencia soberana, podríamos asegurar que es superior a otras subordinadas, pues ésta dicta que debe de hacerse en cada cosa, mientras que las ciencias subordinadas dictan que debe hacerse en casos particulares. Según Protágoras es tan bella y perfecta la filosofía que solo un dios podría tener el privilegio de gozar de ella. [17] La ciencia soberana, la ciencia superior a toda ciencia subordinada, es aquella que conoce el por qué debe hacerse cada cosa. Y este por qué es el bien de cada ser, que, tomado en general, es lo mejor en todo el conjunto de los seres.[18]


[1] Aristóteles, Metafísica, L I. Ed. Cumber, México , 1981, p. 3.
[2]Ibidem.
[3] Sánchez Asiain, Jose Ángel, La empresa como realidad estética, Real academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1991, p. 24.
[4] Ibid. p. 6
[5] Ibid. p.6.
[6] ibidem.
[7] Σοφια Sabiduría. Aristóteles emplea el concepto sucesivamente en el sentido popular y en su sentido elevado, que es la sabiduría por excelencia, la Filosofía.
[8] Todo lo que sobre este punto nos proponemos decir ahora, es que la ciencia que se llama Filosofía es, según la idea que generalmente se tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los principios. Ibid. p.8.
[9] Asumimos a la filosofía como ciencia, según los Segundos Analíticos, el libro II de la Física y el de la Metafísica en los cuales Aristóteles define a la ciencia como el “Conocimiento por causas.”
[10] Esta tarea la llevaremos a cabo a partir de un análisis Aristotélico- Tomista.
[11]Aristoteles, Metafísica, L I C.2. Ed. Cumber, México , 1981, p.7.
[12]. Aristóteles, Metafísica, L I C.2. Patricio de Azcaráte. Obras de Aristóteles., Madrid, 1875, tomo 10, p 55-58.
[13] Ibidem.
[14] La filosofía es capaz de ofrecer resultados los cuales más adelante hablaremos. Uno sería la diferencia entre la Filosofía especulativa y la Filosofía práctica, sin embargo la Filosofía en sí misma lo que busca es el conocimiento per se, no busca resultados aunque es capaz de ofrecerlos.
[15] Academia Mexicana de la Lengua. Ver en la internet el Diccionario de la lengua española. http://www.academia.org.mx/rae.php
[16] “Sin embargo la admiración es más que un sentimiento, intentaré describirla: ante todo es súbita; de pronto me encuentro desconcertado ante la realidad que se me aparece, abarcada, en toda su amplitud. Hay entonces como una incitación. La admiración tiene que ver con el asombro, con la apreciación de la novedad; el origen de la filosofía es algo así como un estreno. A ese estreno se añade el de ponerse a investigar aquello que la admiración presenta como todavía no sabido. ... quien no se admira no será nunca filósofo.” Polo, Leonardo. Introducción a la Filosofía, Ibid. P. 22, 100.
[17] “Llegar a ser hombre de bien es, por cierto, difícil de verdad”, pero posible por un cierto tiempo; pero una vez alcanzado esto, permanecer en esta disposición y “ser hombre de bien”, como tú dices, Pítaco, imposible e inhumano, ya que “Sólo un dios tendría tal dominio”. Platón. Protágoras. Diálogos, Gredos, Madrid, 1999, p.344.
[18] Ibidem.

sábado, 21 de marzo de 2009

POST INVITADO

-PATRICIA REBECA GARZA PERAZA-
¿QUÉ ES FILOSOFÍA? (Primera parte)

Me llama la atención escuchar a mi alrededor que todo el mundo habla de filosofía, las empresas señalan la existencia de una filosofía de la empresa, los jovenes mencionan- yo tengo mi propia filosofía de la vida, las sectas modernas expresan su filosofía de Dios y de la realidad, los personajes esotéricos que venden cuarzos e incienso hablan de filosofía y mejor aun de metafísica, en Coyoacán y en la Condesa se habla de filosofía.

¿Será acaso que existen muchos tipos de filosofía? O bien ¿será que hemos utilizado un sólo concepto para definir muchas cosas? Mi preocupación nace en torno a la incomprensión real del término filosofía, que lejos de la definición Pitagórica es una ciencia verdadera e inaludible, me pregunto y busco dar respuesta a aquellos que se encuentran confundidos ante la misma pregunta... ¿qué es filosofía?

El libro de La Metafísica de Aristóteles, comienza así: “Todos los hombres tiene el deseo de saber”, es decir, de la filosofía nace la capacidad que posee el hombre para admirarse de las cosas y de alrededor, también de la contemplación y de la inteligibilidad. Es posible definir a esta ciencia como el estudio de las causas últimas a la luz natural de la razón.

Ahora bien, ¿Qué diferencia hay entre las causas últimas y las primeras? Pongamos por ejemplo: la muerte de una mascota. Al morir está el veterinario quien se interesará por las causas inmediatas que ocasionaron la muerte, tales como un envenenamiento o por la edad. Por su parte, para un biólogo se interesará, tal vez, por las células que dejaron de funcionar correctamente, para un químico sólo investigará las reacciones de las sustancias que habitaban en el cuerpo del animal, pero para la filosofía ¿Qué estudiaría respecto a este caso?

La filosofía estudiará las causas últimas, aquellas que están más allá de lo tangible, es decir, aquellas que no podemos poner bajo el microscopio como en el caso de las ciencias anteriormente mencionadas. La ciencia filosófica se interesará por las causas últimas o bien las primeras. Por ejemplo, estudiará sobre el tema de la muerte en sí ¿Qué es la muerte para un animal?, ¿Los animales tienen alma?, ¿Cuál es el sentido de su existencia? Cuestiones como estas son las que interesan a la ciencia filosófica, no aquellas que son tangibles inmediatamente, si no las que son un principio causal de todo lo demás.

La filosofía no versa en encontrar respuestas a preguntas difíciles, en realidad no ofrece ninguna respuesta sino interrogantes. Busca el camino rumbo al descubrimiento de las respuestas inalcanzables, regida por el mecanismo de las respuestas parciales y caminos diversos del pensamiento. Menciona el filósofo Leonardo Polo: “El filósofo es aquel que sabe que en éste mundo nunca llegará a saberlo todo.”[1]

Nos topamos regularmente con preguntas constantes, dentro de la historia de la filosofía, por ejemplo: ¿Qué es real?, ¿Qué es la existencia?, ¿Por qué existimos?, ¿Cuál es el sentido de las cosas?, ¿Existe algo superior?, ¿Qué es lo correcto? , ¿Qué es la verdad? Son muchas cuestiones y muchas las respuestas, Pero en realidad, siempre son tres las constantes preguntas o bien los temas recurrentes sobre los que versa desde un principio la filosofía: Dios, El mundo y El hombre.

Cabe aquí, hacer la pregunta: ¿De dónde surge la filosofía? Aristóteles señaló que la filosofía nació cuando el hombre se encontraba en reposo, es decir, la filosofía solamente puede existir a partir de la reflexión y el ser humano únicamente es capaz de reflexionar en los momentos de calma. El hombre civilizado al alcanzar un estado de tranquilidad y permitirse descansar en lugar de cosechar, sembrar o dedicarse a algún oficio, en particular, pudo reflexionar sobre la realidad existente, dándole paso a la filosofía.

La filosofía no es una ciencia necesaria ni un oficio, sino una actividad contemplativa. No es un quehacer realmente necesario. Pongamos por ejemplo la labor de una persona encargada de recoger la basura, sin él nos advertiríamos llenos de desperdicios en las casas, otro ejemplo, podría ser: el quehacer de un zapatero, sin zapatos no podemos andar, todo lo contrario es para un filósofo que no tiene una labor como éstos. Entendámoslo de esta forma: la filosofía en realidad no es un oficio sino una reflexión y acción contemplativa, en muchas ocasiones el filósofo es tratado como un empleado más o un hombre de oficio y sin embargo la actividad que realiza es muy diferente a los trabajos necesarios. Como dijo un máximo exponente de este afán, George Hegel: “En la filosofía es donde lo particular, es decir, la actividad particular del filósofo, se esfuma y solamente permanece el campo del puro pensar.” [2]

No por qué la actividad filosófica sea diferente o no tan necesaria como las que hemos comentado anteriormente dista de importancia, posee una necesidad diferente no en el sentido de lo material, sino en el sentido de la vida humana en si. Son las facultades específicas del hombre las que le otorgan la capacidad de hacer filosofía. Al respecto, Josef Piepper señaló:
Filosofar significa reflexionar sobre la totalidad de lo que nos aparece, con vistas a su última razón y significado. Además éste es un empeño razonable e incluso necesario, del que no se puede en modo alguno dispensar el hombre que verdaderamente vive en el espíritu o, sencillamente piensa.
[3]

Una máquina podría recoger la basura, una máquina puede hacer zapatos, pero ninguna es capaz de hacer filosofía. Lo más específico del hombre es lo que nos distingue de los demás seres, lo que nos permite hacer filosofía, y aunque esta ciencia pudiera parecer absolutamente inútil en algunos aspectos materiales, es posible utilizarla y aplicarla a la práctica de la vida cotidiana en diferentes aspectos. No se equivocaba Aristóteles cuando decía que: la filosofía no sólo es ciencia si no es la mejor y la más importante de todas.

Si lo más propio del hombre son las facultades de la inteligencia y la voluntad, es posible comprender que la filosofía naciera cuando el hombre se encontraba en reposo o bien en una actitud reflexiva, y comenzara a pensar sobre las cosas tangibles e intangibles. No es de extrañarse que la filosofía naciera en Grecia, todo aquel que ha viajado, leído o visto algún documental sobre ese país podrá apreciar la belleza de sus paisajes, su modo de vida, sus costumbres, su comida, pero sobre todo, su cielo que invita a especular, a más de uno.

Las primeras preguntas de los antiguos filósofos, -y que hasta la fecha, muchos se hacen- son: ¿Quién soy?, ¿A dónde voy? Éstas versan sobre la propia persona, sobre la existencia, y señalan la necesidad de un principio de causalidad y un fin último. El hombre es incapaz de conocerse a si mismo, no es sólo objeto de conocimiento sino objeto y sujeto a la vez, es lo más propio y lo más cognoscible. La tarea del autoconocimiento resulta difícil, pero es necesaria para la vida del hombre que posee facultades específicas.

Conocerse así mismo es el principio de la trascendencia de asumirme íntimamente diferente a los demás seres, dijo Sertillanges:
Para conocer la humanidad y para servirla, es necesario conocerse ante todo uno mismo, entrar dentro de uno mismo, allí donde todos nuestros objetos acuden y toman de nosotros ya nuestro anhelo de verdad, ya nuestra potencia de amor.
[4]

Los antiguos griegos hicieron preguntas importantes en el sentido filosófico, porque parece ser que, la primera cuestión que generó el conocimiento filosófico fue: ¿Cuál es el arjé de todas las cosas?, la interrogante revela la necesidad del filósofo por conocer la unidad, ¿Qué es lo que todas las cosas tienen en común?

Pudiera parecer una interpelación torpe o inútil pero encierra un problema universal y trascendente, que nos lleva a otra idea: ¿Qué tienen todas las cosas en común? (La respuesta dista de ser una pregunta local o mundial para ser una consulta universal, todo lo cognoscible posee algo en común.) Diógenes Laercio[5] fue un importante historiador griego de la filosofía, y señaló que Tales de Mileto fue el primero en contestarla, y dijo que “el agua es el primer principio de las cosas; que el mundo está animado y lleno de espíritus.”[6]

Pero volvamos con la idea principal, que es sobre el quehacer del filósofo, quien está dedicado en encontrar la verdad de las cosas. Si bien, es cierto que la filosofía nace de la admiración, del deseo de saber, también nos ofrece cierto placer, ante la búsqueda de la sabiduría, y ante la magnificencia de la creación lo que realmente busca el filósofo, que es la verdad. La facultad de inteligencia se mueve hacia ésta, como un esclavo que necesita salir de la caverna.[7] La verdad aunque lo deslumbra, es lo que lo motiva a salir, la actividad filosófica, se encuentra en pensar como diría Hegel, pero más aún en encontrar la verdad, o bien aspectos de la verdad cognoscibles. La fascinación y el interés por la verdad son el verdadero motor del filósofo. [8] La filosofía no termina en la búsqueda de la verdad, como dice Sertillages, “es necesario darse sin reservas para que la verdad se entregue, la verdad sólo sirve a sus esclavos”[9], sino es necesario trabajar por y para ella, vivirla y servirla, no sólo buscarla sino realizarla pues “no se es filósofo como un espectador, como quien asiste a la maravilla de una verdad que se desvela desde la admiración, sino que se es filósofo como servidor de la verdad, como amante y realizador de ella.”[10]

[1] Polo, Leonardo. Introducción a la filosofía. Ed. Eunsa, España, 1995, p. 16.
[2] Hegel, George W. F., Introducción a la historia de la filosofía. Ed. Libertador, Argentina, 2004, p. 24.
[3] Piepper, Josef. Defensa de la Filosofía. Ed. Herder, España, 1970, pág.12.
[4] Sertillanges, A.D. La vida Intelectual, Ed. Porrua, México , 1994, p. 33.
[5] Diogénes Laercio, Historiador griego que vivió en el siglo III, de quien se ignora con exactitud detalles de su vida. Es famoso por los diez tomos de su Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, que se conserva prácticamente completo.
[6], Diógenes, Laercio, Vidas de los filósofos más ilustres. Ed. Tomo, México, 2006, pág. 16
[7]Esta antigua idea es la siguiente: unos hombres se encuentran bajo tierra en un recinto cavernario. A lo largo de éste, y hacia la luz diurna, se extiende el acceso, al que confluye toda la caverna. En esta morada, atados por los muslos y la nuca, desde la infancia tienen los hombres su residencia. También permanecen por ello en el mismo sitio, pudiendo sólo mirar a lo que tienen enfrente de ellos. Mover la cabeza en torno no les es posible, puesto que están encadenados. Sin embargo, les ha sido otorgado un resplandor de luz, de un fuego y los prisioneros (por lo tanto, a sus espaldas) discurre un camino, a lo largo del cual -imagínatelo así- hay un muro más bajo, construido al modo de esas vallas que los volatineros levantan frente al público, para mostrar por encima de ellos los prodigios. Platón. República. Obras Selectas, España, 2000.
[8] A esta actitud podemos denominarla “fenómeno mental del interés.” Su carácter mental es cosa bien comprensible si se tiene presente sus índoles intelectivas y evolutivas. Millan-Puelles, Antonio. El interés por la verdad. Ed. RIALP, España, 1997, p. 25
[9] Sertillanges, A.D. La vida Intelectual, Ed. Porrua, México, 1994, p. 11.
[10] Polo, Leonardo, Introducción a la Filosofía, p. 41.

domingo, 8 de marzo de 2009

EDUCACIÒN VS SOCIEDAD

-RAÚL CONTRERAS OMAÑA-
Cuando hablamos de Democracia siempre se ha considerado fundamental el papel que la educación desempeña en la formación del ciudadano apto para la misma. Forjar al pensador ético y moral, al niño que respete la diversidad, al adolescente que ponga en práctica la tolerancia y al adulto que se distinga por su participación en la vida comunal son las metas generales que desde hace varias décadas han perseguidos los diversos programas y reformas educativas que a nivel primaria y secundaria se han llevado a cabo en nuestra Nación.

Que conceptos tales como justicia social, equidad, igualdad, respeto, responsabilidad, derechos y deberes, integración de las diferencias y trabajo en equipo se vuelvan cada vez más arraigados desde la infancia en el general de los ciudadanos, y que temas torales como patriotismo, nacionalismo, civismo, federalismo, libertad e identidad nacional se conviertan en metas del actuar cotidiano de los miembros de cualquier País democrático. Eso es lo que una educación escolarizada de marcado tinte social-liberal ha venido persiguiendo desde mediados del siglo XX a la fecha.

Todo lo anterior con la firme idea de que el hecho de insistir teóricamente en el educando al respecto de las ideas e ideales arriba mencionados se traduzca a lo largo de su vida en una moralidad pragmática, en una verdadera ética social desarrollada. Es decir, se viene buscando convertir palabras recibidas durante la niñez en actos democráticos verdaderos hacia la edad adulta.

Pero fundar el total de las esperanzas de la democracia tan sólo en la educación, aunque bien intencionado, puede resultar en una solución parcial e incompleta que, al ser puramente idealista, olvida las realidades sociales ante las que el individuo se enfrenta día con día en la vida política comunal y que son capaces de modificar u orientar tendencias de comportamiento dentro de una nación o grupo cualquiera.

Porque una cosa es el concepto de democracia, y otra muy distinta es el actuar democrático. En la vida política, las meras definiciones de libro o diccionario resultan insuficientes para determinar o encausar, o mucho menos explicar, el actuar de los grupos humanos, siempre tan heterogéneos, activos, cambiantes, impredecibles y movidos por intereses personales o comunales en momentos simultáneos.

A pesar de lo que cualquiera haya podido aprender mediante los medios educativos a los que haya tenido acceso, el verdadero sentimiento democrático de un individuo se forma y transforma día a día según la influencia de partidos políticos, medios de comunicación, influencias externas, experiencias personales –como la desilusión por la corrupción o falta de cumplimiento de promesas de campaña— y, sobre todo, por las situaciones que en ese momento se encuentre atravesando su Nación.

La formación democrática debe ser dinámica y realista, y fundamentada en el equilibrio entre el ideal democrático y la realidad de los tiempos que vivimos. De otro modo, la pérdida de credibilidad de los conceptos e instituciones se vuelve inevitable, al no poder explicar al ciudadano porqué el mundo en el que vive es tan distinto de los bellos preceptos teóricos en los que, en algún momento, llegó a creer.