Hace unos días decidí que
uno de mis desafíos personales será leer en el transcurso de un año (mayo 2015)
una obra de cada uno de los ganadores del Premio Nobel de Literatura desde sus
inicios. No es una meta sencilla, si consideramos que dicha distinción se
entrega desde principios de los años
1900, pero estoy dispuesto a enfrentarla a cambio de conocer las ideas de quienes
son considerados los mayores creadores literarios de los últimos dos siglos.
¿Qué es lo que cada uno tiene que lo hizo merecer el Nobel? Eso es lo que
averiguaremos dentro de los siguientes doce meses.
Estando dispuesto a compartir
con ustedes en este espacio los avances que vaya teniendo dentro de este largo
sendero, comenzaré el día de hoy.
Comencemos por Rudyard
Kipling (Nobel de Literatura 1907) y su obra “Libro de las Tierras Vírgenes”,
que es uno de los grandes clásicos de la
literatura fantástica, y que sirvió como base para la película “El Libro de la
Selva” de Walt Disney. Lleno de
reflexión y madurez, Kipling echa mano de todo lo que observó y vivió durante
su estancia en la India, y puso en voz de sus personajes grandes enseñanzas
morales e ideas llenas de sabiduría que nos llevan a conocer nuevos rincones de
nosotros mismos. De acuerdo con el comité del Nobel, el premio le fue concedido
“en consideración de su poder de observación, originalidad de imaginación,
virilidad de ideas y un talento extraordinario para la narración”.
“-No hermanito. Esas no son sino lágrimas como las
que derraman los hombres –le explicó Bagheera-. Ahora sí eres un hombre, y no
sólo un cachorro humano, como antes. A la verdad, la selva se ha cerrado para
ti desde hoy. Que corran, Mowgli; no son más que lágrimas.” –Libro de las Tierras Vírgenes (fragmento)-
En cuanto a Herman Hesse
(Nobel de Literatura 1946) varios son los libros de su autoría que he tenido la
oportunidad de leer, entre ellos “Narciso y Goldmundo”, “Siddhartha”, “Demian”
y “El Lobo Estepario”. El estilo de escribir de Hesse es totalmente distinto al
de Kipling: directo, reflexivo, maduro, alimentado en la soledad y reposado en
la autodeterminación y en el poder del Yo y de la voluntad humana. Con muy
evidentes influencias de filósofos como Nietzsche y Schopenhauer, la escritura
de Hesse rescata la profundidad del hombre que se busca a sí mismo tanto en lo
espiritual como en la autodeterminación de la vida y de la lucha por dejar
atrás lo común para lograr la trascendencia. El comité del Nobel le otorgó la
distinción “por sus escritos inspirados que, al crecer en osadía y penetración,
ejemplifican clásicos ideales humanitarios y altas calidades de estilo”.
“-Hay muchos caminos por los que Dios puede llevarnos
a la soledad y conducirnos a nosotros mismos. (…) Fue un comienzo, un despertar
de la nostalgia de mi mismo.”
–Demian (fragmento)-
Hasta la próxima semana.