lunes, 12 de noviembre de 2007

¿PATRIOTAS O GLOBALES?

Uno de los grandes conflictos que la educación está enfrentando a nivel mundial, y que en México resulta evidente, es el de establecer una orientación adecuada a los programas y guías docentes, en materias y contenidos, con el fin de crear un ciudadano que se integre de manera adecuada al medio social que le rodea.
Hasta hace unos años esta tarea, más que conflictiva, parecía obvia y hasta sencilla: el medio que rodeaba al educando era su propia ciudad, su país, por lo que la intención de la educación debía ser formar individuos con un fuerte sentimiento de patriotismo y nacionalismo, listos a responder a las necesidades del Estado y su soberanía al alcanzar la vida adulta.
Esto permitía mantener la unidad cultural e ideológica de los pueblos, lo que se traducía en una palabra: identidad. Identidad que, a la larga, permitiría una convivencia pacífica entre los miembros de una sociedad particular, con lo que el actuar democrático se vería claramente facilitado. Además, la regla era una educación cívica de tinte caudillista, que reconociera las gestas heroicas de los grandes hombres de los movimientos Independentistas o Revolucionarios e hiciera notar al pueblo que es gracias a su lucha, y en muchos casos a su muerte, que podemos disfrutar de una Nación libre y pacífica.
Pero ahora pasamos por una etapa histórica en la que los medios de comunicación, las potencias primer mundistas y las grandes empresas multinacionales han permitido que ese gigantesco movimiento conocido como Globalización se expanda sin medida en todos los países, en todos los estratos socioeconómicos y, desde luego, en todos los niveles de educación y edad.
En este momento, se quiera aceptar o no, vivimos tiempos distintos, en los que sobre todo los jóvenes viven y se sienten identificados con los principios, las ideas, las metas y los fines no solo de la sociedad que los rodea de manera inmediata, sino también de países diversos, con lo que la propia cultura se pierde o se sacrifica –aculturización— a favor de la adquisición de la cultura del otro que es distinto a nosotros –transculturación—.
La pregunta ahora es: ¿Cuál es el enfoque que la educación en México habrá de tomar en los años siguientes? ¿deberá insistirse en rescatar los ideales de patriotismo a favor del rescate cultural de nuestra nación para evitar en lo posible la pérdida de identidad? ¿o es momento de enfrentar una realidad globalizada, que nos orille a una educación de tinte más plural, multicultural y unificador que prepare a los jóvenes para el mundo futuro al que habrán de enfrentarse, aún a expensas de una parte de la enseñanza cívica? o mejor aún: ¿acaso se logrará un casi imposible equilibrio entre ambas vertientes?
En las últimas dos décadas, en México se ha vivido una gradual y casi imperceptible transformación de la educación desde lo patriótico-cívico hasta lo democrático-plural, lo que ha abierto en los niños la tolerancia y aceptación a las ideas de quienes son distintos a ellos. A ese ritmo, en unos años más nos enfrentaremos a un programa multicultural que pondrá en duda muchas de las bases cívicas que antes considerábamos incuestionables.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades Q.: H.: Raúl, un afectuoso saludo
José R. Baillo

Unknown dijo...

Que bueno que lo analizas mi hermano. No debemos caer en la trampa. La globalización es una invasión económica donde, las potencias se imponen a la economía de los débiles. Reviza los acontecimientos del tlc, todos pueden entrar a nuestro país, pero nosotros no podemos entrar a USA y Canadá a ejercer nuestras profesiones, ni nuestros transportistas, ni nuestros atuneros, ni etc, etc.

La globalización es un empuje del liberalismo, ese el que no acepta que rija la norma al comercio; no acepta fronteras, ni leyes que no sean las de ellos. Es el libre hacer del comerciante (claro el de hoy), el que tiene grandes capitales, el que se enoja porque unos pinches nacionalistas no le dejan apropiarse de la empresa petrolera, al igual que se le regaló a Eslim la telefónica. Esos empresarios son los que desequilibran el supuesto equilibrio de oferta y demanda, ya que, son monopolios que destruyen toda competencia. Son muy pocos inmensamente ricos contras muchísimos muy pobres.
Caray, despierten hombres libres. Dejen de pensar en entregar a sus hermanos en bandeja de plata. Piensen en impulsar a su pueblo.

Creo en la libre empresa, no acepto el monopolio. Por que creen que quieren destruir nuestra Constitución, porque esta prohibe el monopolio y sustenta la riqueza social (LA DE TODOS).

Bueno, opino que debemos volver al nacionalismo. La igualdad comercial es OTRA UTOPÍA. Enseñen USTEDES MAESTROS a los jóvenes a ser libres no esclavos de los Gringos, judios y otras alimañas de esa clase. (Me refiero a los monopolistas, no a su pueblo en general), me refiero a los que tienen las empresas de la guerra, a los que mueven los capitales a los pueblos donde se SE PAGA MENOS LA MANO DE OBRA, a los que tienen sed insasiable de riqueza.

Me refiero a los que seleccionan a los hombres que emigran legalmente, no aceptan enfermos, viejos, pobres, monolingues, y simples hombres. Donde está la supuesta igualdad de oportunidades.

Así veo la globalización. Espero uno más que habra los ojos y mire.