sábado, 4 de julio de 2009

POST INVITADO

"JOSÉ VASCONCELOS"

-MARÍA DEL PILAR TORRES ANGUIANO

Vasconcelos es un clásico del siglo XX. Constructor de mitos, amante de la sabiduría, perseguidor de la verdad Es uno de esos autores que uno puede tocar con los ojos como si fueran manos.
Dice José Gaos que hay dos tipos de filósofos: los que tiene una sola idea a la que le dan vueltas y vueltas en su cabeza y a la luz de la cual observan la realidad. Y los que tienen una multiplicidad de ideas que van modificándose conforme a la realidad. Vasconcelos es de los primeros.
Vasconcelos es un pensador para quien la filosofía no se trata solo de buscar lo bello lo bueno o lo uno, sino de vivir en concordancia con esa búsqueda de lo bueno, lo bello, lo uno. No solo buscar ciertas verdades, sino vivir según esa búsqueda.

En su juventud, Vasconcelos encuentra en el intuicionismo una alternativa al positivismo que se padece desde las aulas. Continúa la línea intuicionista pero decide crear un proyecto de sistema filosófico capaz de extenderse a través de la Metafísica, le Ética y la Estética, para llegar a la educación en todos los niveles, el arte y la cultura. En un principio lo llama Sistema del monismo estético y después, sistema sinfónico.
El sistema filosófico de Vasconcelos incluye las principales ramas de la filosofía: Cosmología, metafísica, logíca, ética y estética. Dentro de este esquema filosófico, ubica a la belleza como la forma más alta de la verdad y al conocimiento como la acción redentora que le permite al hombre captar el sentido del cosmos.

El aspecto educativo de Vasconcelos es ampliamente conocido –aunque no suficientemente estudiado ni mucho menos practicado- porque en el mejor de los casos, se recuerda al creador del escudo y lema de la universidad, al gran impulsor y autor intelectual del muralismo mexicano, y al creador de la secretaria de educación pública. Pero todos estos hechos son solo son solo efectos de una causa que es su pensamiento filosófico.
El antecedente filosófico inmediato del sistema vasconcelista del monismo estético, lo constituye su ensayo: Pitágoras, una teoría del ritmo, que se publicó En esta obra en 1916 en la revista cubana Cuba contemporánea. Vasconcelos realiza una lectura estética de la filosofía pitagórica. En donde añade que el número tiene un aspecto aritmético, analítico y geométrico, pero ante todo, rítmico. De esta obra, en la que se nos muestra a un Pitágoras esteta, extraemos la noción vasconceliana de ritmo, tan importante en su cosmovisión.

En síntesis: la concepción occidental de la filosofía dice que las matemáticas son la base de la música, Vasconcelos lo entiende a la inversa: la música es el paradigma de la música. La base de su cosmovisión es la musicalidad intrínseca del universo, al que entiende como una gran sinfonía, cuyo pentagrama es la filosofía. De ahí el fundamento de la propuesta vasconceliana de la educación estética.

Otra obra que merece ser mencionada es la de “Estudios indostánicos”. En esta obra, realiza una hermenéutica de los elementos fundamentales de los pensamientos hinduista y budista por su potencialidad metafísica y su contenido filosófico. Parte de este ultimo es el interés ya postmoderno, de superar las dicotomías presentes en la filosofía, como la que hay entre sujeto y objeto, occidente y oriente, etc. La filosofía –dice- no es solo occidental u oriental, es simplemente filosofía.
La visión metafísica de Vasconcelos, aborda la dinámica del ser en términos estéticos, es decir, el movimiento permite al hombre avanzar por estadios ascendentes hacia la totalidad. Rechaza al racionalismo, cuyo interés central será la idea; y abraza el misticismo que se interesa por el espíritu que es el que engendra la idea.

Este pensador mexicano buscó en su obra, el tratado de metafísica, la posibilidad de fusionar lo material con lo espiritual, su visión es que todas las cosas se desarrollan con una energía interna, como una música y que la esencia de todas las cosas la constituye el ritmo.
Desde 1916, año en el que escribe el “Pitagoras, una teoría del ritmo”, Vasconcelos tiene la intuición de lo que será su obra mas importante: “La Estética. Es hasta los años cuarentas cuando llega esta obra, en la que reafirma constantemente las bases de su pensamiento. Buena parte de esta obra está dedicada a explorar el papel del arte, que es fundamental, pero en el sistema Vasconceliano, el arte parece estar subordinado operativamente a la filosofía, por su potencialidad comunicativa, transmisora de verdad y libertad. La belleza está contenida en el artista y en el arte, no en la obra artística que es material. La estética vasconceliana nos habla de un arte idealista, no el que imita a la naturaleza, sino el que intenta superarla.

Son muchas las cosas que hay que decir, y sobre todo las que hay que pensar acerca de Jose Vasconcelos, por lo tanto, cualquier intento resulta insuficiente, pues se trata de un hombre que supera su obra y todo lo que sobre el se dice. No se escriben artículos sobre Vasconcelos, más bien, se evoca al personaje, se piensa al filósofo, se charla con el intelectual, se lee al escritor y al mismo tiempo se conoce al hombre de carne y hueso con tal familiaridad que el lector casi puede tocarlo con los ojos como si fueran manos. Se toma como pretexto su vida para pensar en el México con el que soñó y en el que algunos sueñan. Vasconcelos es un hombre de espíritu singular y temperamento apasionado, con una seguridad absoluta de lo que quería y lo que podía conseguir. Convencido que no hay más límite que el hacer y el pensar quiso transmitir su convicccion a todos los mexicanos.

Resulta hasta cierto punto un lugar común la pregunta de si existe o no filosofía mexicana en general, y filosofía de Vasconcelos en particular. No pocos comentadores coinciden en señalar que para quienes le tienen como político , sus discursos son demasiado conceptuales, para quienes lo tienen como ensayista, sus ensayos son demasiado líricos, sus cuentos muy “filosóficas” y su filosofía muy literaria.
Todas estas críticas provienen de una exigencia modernista de rigor y academicismo en el pensamiento filosófico que no encontramos en este autor. Pero desde la perspectiva contemporánea, o al menos desde la ruptura que suponen pensadores como Kierkegaard y Nietzsche frente a la idea anterior, José Vasconcelos cumple con el ideal de compromiso con la vida, con el hombre concreto e individual que encuentra o, al menos, busca repuestas ante los acontecimientos y experiencias de la existencia.
Vasconcelos no es un autor fácil de entender.
Bien podría afirmarse que luego de su muerte viene un olvido de más de 30 años. Con excepción del Ulises Criollo y La raza cósmica, sus obra no vuelven a ser editadas, por lo que todo aquel que quería estudiarlo tenia que recurrir a las librerías de lo viejo, a los despachos de los abuelos o tal vez al as bibliotecas que él mismo inaugurara varios años atrás. Después de conocer algo de su vida, nos atrevemos a decir que no solamente es lógico que se le haya olvidado. Seguramente hubiera preferido el olvido a la institucionalización histórica. De esas historiografías que se hacen por decreto presidencial.

Podemos concluir proponiendo que desde el concepto moderno occidental de filosofía, no es el de Vasconcelos un pensamiento filosófico, academicista ni riguroso. Sin embargo, podemos añadir una característica de su pensamiento, que le asemeja a la filosofía propiamente dicha. Pues la auténtica filosofía emana de la capacidad de asombro, ante lo que se presenta como inexplicable y es siempre problemática. Aquella para la cual la pregunta es y será más importante que la respuesta.

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