sábado, 28 de marzo de 2009

POST INVITADO

-PATRICIA REBECA GARZA PERAZA-
¿QUÉ ES FILOSOFÍA? (Segunda Parte)

-Todos los hombres tienen el deseo de saber

Con esta cita inicia el libro la Metafísica de Aristóteles
[1], refiriéndose a la idea de que el hombre es una criatura que no sólo tiene la capacidad de conocer, sino que tiene la avidez o bien el gusto por la sabiduría. Este apetito encuentra placer en una primera fase en las percepciones que nos ofrecen nuestros sentidos externos, es decir, en el gusto, el tacto, el olfato, el oído, pero principalmente en la visión. En efecto, no sólo para obrar, sino también para el ocio, preferimos el sentido de la vista a todos los otros sentidos. [2]

El placer que nos brindan las percepciones y el conocimiento inmediato dista de la utilidad que nos ofrezcan las mismas, es decir, somos capaces de sentir agrado por el conocimiento, disfrutamos de la posesión de la sabiduría y de la percepción independientemente de su utilidad. En realidad el arte y la filosofía comienzan donde se pierde el interés por la utilidad y se engrandece el gusto por la cosa misma. Indica, el Exmo. Sr. Jose Ángel Sanchez Asian:

En nuestros días, cualquier fenómeno de “civilización” puede adquirir una dimensión cultural a partir del momento en que deja de ser contemplado, desde una perspectiva puramente utilitaria y pasa a ser una expresión de la vida social.[3]

La filosofía es una locución de lo más intimo de la vida social, es decir, del pensamiento del ser humano, pero no del hombre que vive y trabaja un oficio, sino del hombre que es capaz de contemplar todo aquello que le rodea, de asumirse así mismo como persona, capaz de reflexionar sobre su propia existencia y expresar la concepción del pensamiento dentro de un orden social. Aristóteles señaló: “Todas las artes fueron inventadas cuando se descubrieron las ciencias que no se aplican ni a los placeres ni a las necesidades de la vida”, por el contrario, las artes y las ciencias “nacieron primero en aquellos puntos donde el hombre gozaba de reposo.”[4]

La actividad nos aliena de nuestros pensamientos, el reposo le ofrece al hombre dos cosas, la preocupación y la reflexión. Los momentos de reposo nos ofrecen la variedad de nuestra persona, que en ocasiones nos preocupa y nos incita hacia una nueva actividad con el fin de olvidar aquello a lo que nos enfrentamos, pero que en otras circunstancias nos permite conocernos a nosotros mismos, ser sujetos y objetos del pensamiento, y asumir la propia existencia dentro de un ámbito. Cuando el hombre inteligente se enfrenta al ocio es capaz de reflexionar y crear, por esta razón Aristóteles asumió que las artes y la filosofía, no nacieron de los momentos donde el hombre activo cosechaba o forraba zapatos sino de los momentos de calma que le permitían reflexionar sobre la existencia.

Todas las artes de que hablamos estaban inventadas, cuando se descubrieron estas ciencias que no se aplican ni a los placeres ni a las necesidades de la vida. Nacieron primero en aquellos puntos donde los hombres gozaban de reposo.[5]

El hombre contemplativo es diferente del hombre activo, por que el hombre de oficio, se distingue de la mayoría de las personas, no sólo no gusta de la creación de las cosas comunes sino que se abstrae y crea algo totalmente inútil expresando así su genialidad como artista o como filósofo:

Es entonces, natural que quien en los primeros tiempos inventó un arte, separado de las sensaciones comunes, fuese admirado por los hombres, no sólo por la utilidad de los inventos, sino como sabio y distinto a los otros, y que al inventarse otras artes, orientadas algunas a las necesidades de la vida y otras a lo que la adorna, siempre fuese considerados más sabios los inventores de estas últimas por que sus ciencias no poseían utilidad.[6]

Esta capacidad de reflexión y de creación del arte y las ciencias llevaron al hombre a crear la Ciencia de la Filosofía,[7] conocimiento que interesa a la presente tesis y al cual Aristóteles señala como la ciencia que estudia las primeras causas y principios.[8]

- Causas y principios de la ciencia filosófica

Para poder estudiar la ciencia filosófica[9], es necesario examinar qué causas y de qué principios se ocupa.[10] La actividad y oficio del filósofo consiste la capacidad de analizar el conjunto de las cosas, es decir, conoce la ciencia en general, pero en sí no posee y desconoce la ciencia de cada una de las cosas en particular.

La filosofía busca y estudia las causas últimas desde la razón misma, la herramienta con la que trabaja el filósofo no es el martillo o el microscopio sino el propio pensamiento, a partir del cual busca conocer la realidad de todo lo existente, sin ahondar en las ciencias particulares por no ser importantes para su estudio.[11] El filósofo, adquiere el conocimiento de las cosas arduas, aquellas a las que no se obtiene si no se vencen grandes dificultades. Como sabemos, el ser humano es capaz de interiorizar dentro de su ser, por medio de los sentidos, sin embargo dicho acto no posee ninguna característica filosófica, por el contrario, alcanzar las causas últimas de las cosas usando como único medio la razón, es un esfuerzo difícil, diferente a la percepción. Implica, la facultad propia del hombre, es decir, la inteligencia.

Por lo tanto es posible decir que el quehacer filosófico es aquel que se distingue por conocer las cosas complejas y posee la capacidad de explicarlas. Esta ciencia conoce con mayor exactitud y es capaz de enseñar las causas que proporcionan los efectos de la realidad cognoscible a nuestros sentidos. Por lo que llamaremos filósofo a la persona que puede obtener el conocimiento de las cosas arduas, aquellas a las que no se llega sino venciendo graves dificultades. En efecto, obtener la capacidad de conocimiento a través de los sentidos es una facultad común a todos, y un conocimiento que se adquiere sin esfuerzos no tiene nada de filosófico. [12]

El rol del filósofo, dentro de la sociedad, versa sobre investigar la ciencia de lo general o bien de lo universal, pero este conocimiento difícil, diferente a la percepción que se ofrece inmediatamente a los sentidos. Implica un esfuerzo importante de la razón, ahí que la filosofía sea la ciencia de todas las cosas, pues todas las cosas se comprenden bajo lo general o universal y no bajo lo particular.

El filósofo, que posee perfectamente la ciencia de lo general, tiene por necesidad la ciencia de todas las cosas, porque un hombre de tales circunstancias sabe en cierta manera todo lo que se encuentra comprendido bajo lo general. Pero puede decirse también, que es muy difícil al hombre llegar a los conocimientos más generales; como que las cosas que son objeto de ellos están mucho más lejos del alcance de los sentidos. [13]

La ciencia filosófica, es aquella que se desea por si misma, es decir, busca el conocimiento per se, por que no es una ciencia que indague resultados,[14] aunque el filósofo haga lo propio, es decir, queda inmerso en la filosofía especulativa, no busca otro beneficio que el de proporcionar el placer del conocimiento.

Recordemos que los primeros filósofos iniciaron a hacer este oficio por que se admiraban de las cosas, primero de los fenómenos más comunes y luego fueron avanzando a problemas mayores, es decir, el hombre en busca del conocimiento estaba conciente de su ignorancia y esta conciencia motivado por la admiración lo llevó a conocer las causas generales de las cosas, para luego poder explicarlas.

La palabra admiración deriva del latín admiratĭo, ōnis, referente al acto de causar sorpresa a la vista o consideración de algo extraordinario o inesperado.[15] La admiración es el efecto que se suscita, que surge, no comprendemos ni a la admiración ni a la filosofía como algo que siempre ha estado ahí sino algo abrupto que apareció a partir de la percepción de lo desconocido. Al respecto Leonardo Polo, menciona que la admiración ante todo es súbita, es decir, es una percepción repentina.[16] Es de entenderse que en un principio, la admiración dista de la verdad, pues todavía no se adecua a la realidad, simplemente la percibe, y sin embargo es la causal de salir en busca de lo verdadero.

La filosofía es una ciencia soberana, podríamos asegurar que es superior a otras subordinadas, pues ésta dicta que debe de hacerse en cada cosa, mientras que las ciencias subordinadas dictan que debe hacerse en casos particulares. Según Protágoras es tan bella y perfecta la filosofía que solo un dios podría tener el privilegio de gozar de ella. [17] La ciencia soberana, la ciencia superior a toda ciencia subordinada, es aquella que conoce el por qué debe hacerse cada cosa. Y este por qué es el bien de cada ser, que, tomado en general, es lo mejor en todo el conjunto de los seres.[18]


[1] Aristóteles, Metafísica, L I. Ed. Cumber, México , 1981, p. 3.
[2]Ibidem.
[3] Sánchez Asiain, Jose Ángel, La empresa como realidad estética, Real academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1991, p. 24.
[4] Ibid. p. 6
[5] Ibid. p.6.
[6] ibidem.
[7] Σοφια Sabiduría. Aristóteles emplea el concepto sucesivamente en el sentido popular y en su sentido elevado, que es la sabiduría por excelencia, la Filosofía.
[8] Todo lo que sobre este punto nos proponemos decir ahora, es que la ciencia que se llama Filosofía es, según la idea que generalmente se tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los principios. Ibid. p.8.
[9] Asumimos a la filosofía como ciencia, según los Segundos Analíticos, el libro II de la Física y el de la Metafísica en los cuales Aristóteles define a la ciencia como el “Conocimiento por causas.”
[10] Esta tarea la llevaremos a cabo a partir de un análisis Aristotélico- Tomista.
[11]Aristoteles, Metafísica, L I C.2. Ed. Cumber, México , 1981, p.7.
[12]. Aristóteles, Metafísica, L I C.2. Patricio de Azcaráte. Obras de Aristóteles., Madrid, 1875, tomo 10, p 55-58.
[13] Ibidem.
[14] La filosofía es capaz de ofrecer resultados los cuales más adelante hablaremos. Uno sería la diferencia entre la Filosofía especulativa y la Filosofía práctica, sin embargo la Filosofía en sí misma lo que busca es el conocimiento per se, no busca resultados aunque es capaz de ofrecerlos.
[15] Academia Mexicana de la Lengua. Ver en la internet el Diccionario de la lengua española. http://www.academia.org.mx/rae.php
[16] “Sin embargo la admiración es más que un sentimiento, intentaré describirla: ante todo es súbita; de pronto me encuentro desconcertado ante la realidad que se me aparece, abarcada, en toda su amplitud. Hay entonces como una incitación. La admiración tiene que ver con el asombro, con la apreciación de la novedad; el origen de la filosofía es algo así como un estreno. A ese estreno se añade el de ponerse a investigar aquello que la admiración presenta como todavía no sabido. ... quien no se admira no será nunca filósofo.” Polo, Leonardo. Introducción a la Filosofía, Ibid. P. 22, 100.
[17] “Llegar a ser hombre de bien es, por cierto, difícil de verdad”, pero posible por un cierto tiempo; pero una vez alcanzado esto, permanecer en esta disposición y “ser hombre de bien”, como tú dices, Pítaco, imposible e inhumano, ya que “Sólo un dios tendría tal dominio”. Platón. Protágoras. Diálogos, Gredos, Madrid, 1999, p.344.
[18] Ibidem.

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