domingo, 1 de junio de 2008

LA JUVENTUD ANTE EL ARTE Y EL SISTEMA

El día de hoy, comentando importantes temas de arte con una brillante pintora y escritora de alto nivel, llegamos a un punto álgido para todas las sociedades de nuestros tiempos: la gran diferencia que hay entre las generaciones actuales y sus antecesoras, como agentes de cambio en el arte y en los sistemas sociales. Tras observarlo desde muy diversos puntos, creo que llego a una conclusión personal: la principal diferencia de todas es el fondo.
Ese fondo, en las generaciones previas, lo constituían diversas ideas agrupadas bajo la sombra de una sola bandera llamada juventud: amor a la patria y a la libertad, a los pueblos y a los movimientos de izquierda, a las vivencias y al dolor, la lucha contra la guerra y la pérdida de la inocencia, el grito de los dolores de la infancia y de la desintegración familiar, la ruptura con los pasados dominantes, la defensa de las libertades de prensa y de palabra, el respeto de género y la igualdad de sexos, la implosión del sistema y la explosión libertadora del hombre como especie responsable del mundo en el que habita. Movimientos artísticos como el dadaísmo o el abstraccionismo que intentaban mostrar al mundo moderno en su caos interno y en su retorno imparable al barbarismo de las primeras edades. Música, escultura, protestas, corrientes educativas, los levantamientos mundiales del '68, Vietnam, el nacimiento de nuevas religiones y sectas, el Partido Comunista en México y sus personalidades paradigmáticas (Trotsky, Kahlo, Rivera...), las manifestaciones de estudiantes en contra de la ocupación norteamericana en Cuba, la música de protesta tanto en Estados Unidos como en Lationamérica o en Europa, la caída del muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría, el nacimiento de la música rock y su ruptura decadente en los ritmos alternativos y "grunge" de principios de los noventa (que buscaban poner en el escenario a los jóvenes olvidados provenientes de familias disfuncionales y desintegradas, crear letras explícitas sobre la verdadera amenaza de las drogas y la depresión de los adolescentes en la vida sin sentido provocada por el abandono y el desempleo), Greenpeace y otros movimentos para la conservación del medio ambiente... y un largo etcétera. Juventud seguida de ideologías seguidas de movimientos a todos niveles seguidos de violentas rupturas generacionales y, finalmente, la llegada de un nuevo ciclo que echa raíces y crece sobre el que acaba de caer. La dialéctica Hegeliana se veía siempre cumplida: a la tésis (sistema establecido) se oponía una antítesis (los jóvenes y estudiantes con ímpetu desafiante) y mediante un choque violento se lograba la metamorfosis final en forma de una síntesis (surgimiento del nuevo sistema).
Pero ahora ya no hay ideología de fondo. La generación actual no tiene líderes verdaderos, ni rebeliones sinceras, ni principios que defender (como las de los 60s, 70s y 90s). Ahora los jóvenes se comportan bajo los lineamientos del mercantilismo: todo está vendido, y sólo se busca el glamour y la música de moda que imponen los Estados Unidos y las cadenas disqueras y televisivas. Todos los jóvenes adormilados, casi como corderos, aceptando ciegamente todo lo que sucede a su alrededor, renegando de sus raíces y costumbres, viendo el acto de leer un libro como el mayor castigo que se les pueda imponer, y esforzándose por verse como los niños ricos de Beverly Hills. ¡Absurdo!
Por eso ahora el arte verdadero es tan escaso y tan pobre en su contenido: porque el papel que los jóvenes deberían jugar es precisamente buscar y lograr la ruptura generacional tal como lo hicieron los hippies, los cantos de protesta, los primeros cabecillas del rock y la generación X; cambiar los esquemas imperantes y rebelarse contra los abusos del poder establecido y de las grandes compañías multinacionales que, a través de la globalización y el neoliberalismo, están ahogando a las culturas madres y acabando con miles de años de herencia cultural por donde quiera que uno voltea. Ahora, con el uso de internet y de otros medios masivos e ilimitados de información, enseñanza y comunicación, esta tarea debería resultarles mucho más sencilla de lo que fue en el pasado.Y el arte, tal como lo dice Hegel en sus "Lecciónes de Estética", debiera ser entonces la manifestación apreciable por los sentidos de las explosiones y rebeliones del espíritu humano. Pero ahora los jóvenes no explotan ni se rebelan. Todos duermen bajo el hipnótico canto multicolor de la ropa de marca y los artistas "de cinco minutos de fama" que son elegidos por la misma gente a través de programas que no son más que medios de control para distraer a las sociedades de los problemas reales del mundo, que los mandatarios no los dejan ver. Verlo, vivirlo día a día, nos carcome el alma. Me recargo un poco en la silla, me quedo mirando unos momentos el monitor de la computadora, doy un trago más a un café que ya está bastante frío, y trato de pensar que todo esto no son más que divagaciones de más allá de media noche, con un orden y una respuesta que serán difíciles de hallar.
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UN TESTIGO OCULAR
Unos lo miran con desconfianza. Otros prefieren mirar hacia otro lado. Él, de unos 12 años y con el torso desnudo tallado por las cicatrices, extiende una franela roja llena de trozos de vidrio (justo en medio de los asientos del vagón) y se arroja con fuerza, varias veces, sobre ellos, en los apenas 30 segundos que dura el viaje de una estación a otra. Es sábado por la mañana. Al final no recibirá más de dos o tres monedas. Quizá lo suficiente para pagar la bolsa de pegamento que trae colgando del cinturón, y que le ayudará a olvidar - o a no sentir - el hambre, el mundo y el dolor.

1 comentario:

andrea dijo...

muy bueno me sirvio de
mucho gracias por
esa informacion